Para la Iglesia Católica, la muerte “no es el final, sino un paso hacia la vida eterna”, por lo cual es importante mantener el respeto y la dignidad hacia los cuerpos y restos de los fieles difuntos.
Así lo señaló el padre Jorge Martínez Ruiz, coordinador de la Pastoral de Comunicación de la Arquidiócesis de Yucatán, en vísperas del Día de Muertos, destacando que “la muerte, vista desde la fe cristiana, no es algo malo, sino la culminación de la vida en la tierra para pasar a la presencia de Dios”, expresó en entrevista con 24 HORAS Yucatán.
Recomendaciones sobre la cremación
El sacerdote recordó que en 2016 la Congregación para la Doctrina de la Fe emitió el documento “Para resucitar con Cristo”, que establece las normas sobre la sepultura y la cremación.
Reafirmó que la Iglesia recomienda preferentemente la sepultura en cementerios u otros lugares sagrados, aunque permite la cremación cuando existan motivos higiénicos, económicos o sociales.
“La cremación no está prohibida, siempre que no contradiga la fe cristiana ni se haga con un sentido contrario a la esperanza en la resurrección”, aclaró. “La Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, pues la cremación no afecta al alma ni impide la omnipotencia divina de resucitar el cuerpo”.
Conservación de las cenizas
Sin embargo, precisó que las cenizas deben conservarse en lugares sagrados, como cementerios, criptas o espacios autorizados por la Iglesia.
“El cuerpo, incluso después de la muerte, merece dignidad. No se deben tener las cenizas en casa ni dividirlas, porque eso contradice el sentido cristiano del descanso eterno”, enfatizó. “Tampoco deben convertirse en joyas o recuerdos conmemorativos, ya que eso desvirtúa su valor espiritual y humano”.
La conmemoración cristiana y su sentido
El sacerdote recordó que desde los primeros siglos del cristianismo los fieles han procurado que sus difuntos descansen en lugares donde puedan ser recordados y objeto de oración: “las tumbas y los cementerios son espacios de memoria y esperanza, porque creemos en la comunión de los santos y en la unión entre los vivos y los que ya partieron”.
En cuanto al Día de los Fieles Difuntos, el padre Martínez Ruiz señaló que estas fechas deben vivirse con esperanza y oración, no con miedo o superstición.
“Si no creyéramos en la vida eterna, no tendría sentido recordar a nuestros difuntos. En México, además, estas celebraciones tienen un profundo arraigo cultural, pues incluso las civilizaciones prehispánicas ya creían en una vida después de la muerte”, indicó.
Asimismo, pidió diferenciar entre la conmemoración cristiana y celebraciones como Halloween, cuyo enfoque, dijo, “no coincide con la visión cristiana de la muerte”.
Una fecha para vivir con fe y esperanza
Finalmente, el sacerdote invitó a las familias a recordar a sus seres queridos con fe y esperanza. “Estas fechas deben vivirse con amor, oración y comunión. Recordar a los difuntos no es mirar hacia la tristeza, sino hacia la promesa de la vida eterna”, concluyó.

