A poco más de dos semanas del Hanal Pixán, los pasillos del mercado Lucas de Gálvez comienzan a iluminarse del color a hojas de plátano, achiote y manteca. Entre el bullicio de los compradores, los puestos lucen llenos de espelón, tomates, cebollas y carne de cerdo, ingredientes esenciales para el mucbipollo, el tradicional platillo que cada año reúne a las familias yucatecas alrededor del horno de tierra.

Incrementos en los precios de los insumos

Los comerciantes advierten que este año el bolsillo podría resentirse un poco más. “El kilo de carne de cerdo está en 125 pesos, y la manteca ya va en 65; cada mes sube un poquito”, comenta Doña Martha Chan, quien atiende un puesto de carnes desde hace más de 20 años.

A su lado, Don Esteban, vendedor de hojas de plátano, acomoda su mercancía y añade: “Ahora el atado está en 30 pesos, pero para el 31 de octubre seguro llega a 50; la gente ya está comprando desde ahora para congelar lo que puede”.

El costo del mucbipollo familiar

El costo estimado de preparar un mucbipollo familiar ronda entre 570 y 600 pesos, tomando en cuenta los precios actuales: dos kilos de carne de cerdo ($250), masa de maíz ($50), espelón ($30), tomate ($18), cebolla ($19), achiote ($20), manteca ($32), hojas de plátano ($28) y una lata grande de aluminio ($50).
“Nos juntamos entre hermanas y cada una pone algo, así se siente menos el golpe”, dice sonriente Doña Irma Pech, mientras carga su bolsa de espelón y epazote.

Tradición que no se detiene

Aunque los incrementos de entre 5 y 10 por ciento podrían continuar conforme se acerquen las fechas del Hanal Pixán y el Día de Muertos, el ánimo de las familias no decae. “Con o sin aumento, el pib no puede faltar; es nuestra tradición y sabe a hogar”, resume Doña Arminda Caamal.

Dulces de temporada y aroma a hogar

Las cocineras tradicionales también ya ofertan los postres típicos de la temporada, en palanganas que se pueden comprar por 30 pesos la porción. Las opciones son variadas y suelen colocarse en los altares: dulce de cocoyol, calabaza, papaya o camote, todos con su característico tono café. Las marchantas esperan que no suban los precios conforme se acerque el tiempo de finados.

“Habrá que esperar los días, seguro que en la escuela pedirán para las muestras de altares. Nosotros llevamos para la casa el dulce de papaya, a ver si este año le toca a nuestro hijo ese postre”, compartió Doña Delta Espinoza, vecina de la colonia Centro.

En los mercados, el movimiento apenas comienza, y con él, la antesala de una de las celebraciones más entrañables de la cultura yucateca: aquella en la que los vivos y los que ya partieron se reencuentran, entre el humo del horno y el aroma del maíz.