TELÉFONO ROJO

El miedo es mayúsculo.

La política antiinmigrante del presidente Donald Trump ha llegado a tal nivel que incluso diputados y senadores mexicanos se muestran atemorizados. Sí, los 628 legisladores que deberían ser los defensores de la soberanía nacional y garantes de las leyes, hoy dudan en enfrentar al “extraño enemigo” que menciona el Himno Nacional.

Desde 1960, cada año se disputaban los lugares para viajar a Washington, San Francisco, Nueva York y otras ciudades de Estados Unidos con motivo de las reuniones interparlamentarias. Sin embargo, este 2025 la situación es distinta: no hay suficientes voluntarios para asistir al encuentro originalmente programado para el 15 de mayo. Ni siquiera los coordinadores parlamentarios, Adán Augusto López en el Senado y Ricardo Monreal Ávila en la Cámara de Diputados, han levantado la mano, pese a que su presencia suele ser obligada en este tipo de eventos.

El acuerdo entre congresos establecía que un año la sede sería en Estados Unidos y al siguiente en México, con el objetivo de revisar la relación bilateral y promover reformas de beneficio común. Eran encuentros de alto perfil, donde incluso el presidente anfitrión inauguraba las sesiones. En buenos tiempos, hasta se abrían los jardines de la Casa Blanca, como lo hizo Jimmy Carter.

Pero también hubo momentos desperdiciados. En 1980, por ejemplo, el líder senatorial Joaquín Gamboa Pascoe dedicó su discurso a elogiar a Carter en lugar de impulsar nuevos acuerdos, justo cuando José López Portillo prometía abundancia petrolera y Estados Unidos demandaba crudo de forma insaciable. En vez de defender el patrimonio nacional, Gamboa condenó la toma de la embajada estadounidense en Teherán, hablando a nombre del Congreso mexicano.

Hoy la situación es más crítica: no hay legisladores inscritos para la próxima reunión interparlamentaria. Ni los llamados del PAN desde febrero han conseguido voluntarios para viajar al país gobernado por Trump. La razón es clara: la persecución contra muchos mexicanos, desde narcotraficantes hasta políticos señalados —real o supuestamente— por vínculos con el crimen organizado. Falta ver cuándo se reunirán los suficientes legisladores dispuestos a llevar un discurso de soberanía a un Congreso dominado por los republicanos.

Mientras tanto, en México se prepara la visita del secretario de Estado, Marco Rubio. Las horas previas al encuentro han estado marcadas por la revisión del borrador del acuerdo de seguridad bilateral. Nadie conoce a detalle el documento, por lo que será difícil saber qué modificaciones de última hora se hicieron y si lograrán satisfacer a Trump, quien apenas ayer volvió a hablar del dominio de los cárteles en México. Durante días hubo incertidumbre, e incluso se barajó la posibilidad de que no se firmara el acuerdo en la Ciudad de México.

Si todo sale conforme al pronóstico y al deseo de la presidenta Claudia Sheinbaum, el rostro de los representantes binacionales dará la respuesta sobre si quedaron o no satisfechos. Después, quedará ver si las negociaciones continúan por temas sectoriales —migración, comercio, seguridad fronteriza— o si se buscará un entendimiento integral, como desea la mandataria. Y más adelante, en 2026, se evaluará si es posible renegociar un tratado trilateral de comercio con Canadá, Estados Unidos y México.