Yucatán registró una incidencia de pobreza general del 26.6 por ciento de su población —alrededor de 633 mil personas—; sin embargo, presenta mayor rezago en seguridad social y salud, de acuerdo con datos del Inegi.

La cifra coloca a la entidad por debajo de la media nacional en pobreza multidimensional, que se ubicó en 29.6 por ciento, lejos de los niveles más críticos, pero con desafíos en áreas como salud, seguridad social y vulnerabilidad, advirtió el economista y docente de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), Javier Becerril García.

Carencias principales

De acuerdo con el reporte de Inegi 2024, las principales carencias en Yucatán son el acceso a la seguridad social, que afecta al 42.3 por ciento de la población, y el acceso a servicios de salud, que alcanza al 26.1 por ciento.

La seguridad social se vincula con los mecanismos que garantizan la subsistencia de las personas ante accidentes, enfermedades, embarazo o vejez. Su medición se hace con base en prestaciones laborales, inscripción al sistema de seguridad social y programas para adultos mayores.

En tanto, el acceso a los servicios de salud refleja un derecho esencial, calculado a partir de la adscripción a instituciones públicas o privadas.

En contraste, el estado supera la media nacional en calidad de vivienda (10.6%) y en acceso a alimentación nutritiva y de calidad (14.7%).

Panorama nacional

A nivel nacional, la pobreza multidimensional descendió del 32.2 por ciento en 2022 al 25 por ciento en 2024 en el ámbito urbano, mientras que en el rural pasó de 48.8 por ciento a 45.8 por ciento.

En el contexto nacional, Chiapas lidera con 66% de su población en situación de pobreza, seguido de Guerrero (58.1%) y Oaxaca (51.6%). En el otro extremo, Baja California (9.9%), Baja California Sur (10.2%) y Nuevo León (10.6%) muestran mejores indicadores.

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No son solo los ingresos

Becerril advirtió que el indicador oficial se centra en la reducción de la pobreza por ingresos, pero deja de lado otras dimensiones del bienestar.

Dan la información a medias. No podemos atribuir la mejora únicamente a programas sociales; también intervienen las remesas, el trabajo de los mexicanos y el incremento real del salario. Además, estos apoyos cubren un hoyo y destapan otros; se han recortado servicios públicos como la salud, la educación y la protección civil”, señaló.

El especialista recordó que la medición de la pobreza multidimensional, propuesta por el Nobel de Economía Amartya Sen, incluye factores como salud, educación, servicios, vulnerabilidad y acceso a oportunidades.

“Si se ignoran, se crea la falsa impresión de que estamos resolviendo el problema, cuando en realidad hay retrocesos en varios frentes”, sostuvo.

Retos en Yucatán

En el plano local, el especialista señaló que Yucatán enfrenta problemas adicionales, como ser el estado con mayor obesidad infantil, la pobreza energética en comunidades que pasan días sin electricidad tras tormentas y los impactos de huracanes e inundaciones.

A ello se suman la carencia de medicamentos, protestas por servicios de salud y la falta de condiciones laborales dignas.

También cuestionó la gentrificación, que encarece la vivienda y excluye a la población local. “Un profesor yucateco no puede competir con el poder adquisitivo de quienes llegan de otros estados o países. Los salarios locales no han crecido al mismo ritmo que los precios”, dijo.

Más allá de apoyos económicos

Para Becerril, reducir la pobreza en Yucatán y México exige una estrategia más amplia que las transferencias monetarias.

“Se necesita fortalecer hospitales, garantizar medicamentos, mejorar la educación, impulsar la ciencia y la cultura, asegurar entornos seguros y atender a quienes viven en zonas de alto riesgo. No basta con dar dinero; hay que construir condiciones reales de bienestar”, concluyó.