En Lahou-Kpanda, una pequeña aldea costera de Costa de Marfil, las familias se ven obligadas a exhumar a sus difuntos para salvarlos de la erosión provocada por el cambio climático. El océano Atlántico avanza 1,6 metros cada año sobre las costas, arrasando casas, tierras y ahora incluso el cementerio local.

Exhumaciones dolorosas y costosas

Alphonse Akadié, pescador de 53 años, tuvo que trasladar los restos de varios familiares: sus padres, su abuelo y su bisabuelo. El proceso, que incluye exhumar huesos y cabellos para colocarlos en pequeños ataúdes, es doloroso y costoso.
El precio de una exhumación varía entre 850 y 1.250 dólares, casi diez veces el salario mínimo mensual en el país.

“Han muerto dos veces”, lamenta Akadié, quien asegura que organizó los nuevos funerales sin ayuda del Estado.

Una aldea en retroceso constante

Ubicada a 140 km de Abiyán, Lahou-Kpanda es una franja de arena rodeada de agua: laguna al norte, río Bandama al este y Atlántico al sur. En los últimos 50 años, el mar ha devorado alrededor del 70% del cementerio de cinco hectáreas, que era considerado un panteón de referencia para la región.

La desembocadura cercana se ha desplazado 1,5 km desde 1993, agravada por actividades de dragado. Según el Banco Mundial, si la tendencia continúa, Lahou-Kpanda podría desaparecer en 2050.

Falta de apoyo y resiliencia comunitaria

Aunque los pobladores solicitaron ayuda a autoridades locales, la respuesta fue negativa por falta de recursos. Ante ello, muchas familias recurren a sepultureros jóvenes del pueblo que cobran menos que los profesionales.

Algunas comunidades vecinas han ofrecido terrenos para reubicar a los difuntos, mostrando solidaridad. Sin embargo, la mayoría de los habitantes sigue viéndose obligada a ver cómo sus muertos son arrastrados por el mar.

Una memoria en riesgo de desaparecer

“Cuando enterramos a nuestros padres, lo hacemos con objetos que a veces reaparecen en la playa”, cuenta el alcalde Ali Sissoko. Para él, la desaparición del cementerio significa la pérdida de gran parte de la memoria histórica y cultural de Lahou-Kpanda.

Mientras tanto, se espera que a partir de 2026 entre en funcionamiento una nueva desembocadura financiada por el Banco Mundial para mitigar la subida del nivel del mar.