El cielo de Progreso se llenó de color este fin de semana con la edición más reciente del Festival del Papagayo, que atrajo a miles de vacacionistas al tradicional malecón del puerto. Desde tempranas horas, familias enteras se dieron cita para admirar las figuras de papalotes gigantes que surcaron el aire, entre las que destacaron ballenas, tiburones y aves multicolores.
La zona aledaña a la estatua de Poseidón, uno de los puntos más concurridos del malecón, también fue un lugar de encuentro para quienes aprovecharon la jornada para refrescarse en la playa. Las temperaturas térmicas superiores a los 40 grados impulsaron a los asistentes a buscar alivio en el mar.

“Nos encanta venir a ver los papagayos cada año, pero este calor está brutal, así que nos metimos al agua con los niños desde temprano”, comentó Rosa Martín, quien viajó desde Mérida con su familia. “Lo mejor es que hay sombra, brisa y espectáculo en el cielo”.
Figuras gigantes impresionan a asistentes
Por su parte, Diego Pech, joven estudiante de ingeniería, expresó:
“Es impresionante ver cómo logran volar esas figuras tan grandes. Hay unas que parecen animales marinos, y se ven increíbles contra el cielo azul”.
Además del despliegue de figuras voladoras, el evento incluyó actividades recreativas, venta de antojitos, música en vivo y talleres de armado de papalotes para niñas y niños.
Las autoridades municipales reportaron saldo blanco durante la jornada y destacaron la alta afluencia turística, esperada para estas fechas por la temporada vacacional de verano.




“El Festival del Papagayo ya es una tradición que celebramos cada año con gran entusiasmo. Este tipo de eventos no solo embellecen nuestro puerto, sino que también fortalecen la economía local y generan momentos inolvidables para las familias”, declaró un empleado de la comuna.
Una jornada de viento, color y alegría
El espectáculo de colores en el cielo y la algazara en la playa marcaron un día de descanso y recreación para locales y visitantes que, pese al calor, no quisieron perderse la oportunidad de disfrutar del mar y los vientos que hicieron posible el vuelo de los papagayos.