La doña: En una entrevista con Jacobo Zabludovsky, María Félix confesó haber detestado el retrato que Diego Rivera pintó de ella:
“Yo quería que me pintara de Tehuana, pero dijo que era muy vulgar, no quiso, entonces me pintó como él quería”, declaró.
La obra mostraba a la actriz con encajes y el pecho parcialmente expuesto, lo que incomodó profundamente a María. Por ello, pidió a un albañil cubrir algunas zonas con pintura blanca para no exhibir su figura como lo había hecho el muralista. Años después, vendió el retrato al doctor José Álvarez Amézquita, ya que a su entonces esposo, Alexander Berger, tampoco le agradaba.
El cuadro terminó en manos de Juan Gabriel, quien lo adquirió durante la época en que se convirtió en fiel admirador de La Doña.
Las mujeres que sí captaron la esencia de "La doña"
Décadas más tarde, una nueva generación de artistas reinterpretó a María Félix desde una óptica muy distinta. Leonora Carrington, Leonor Fini, Remedios Varo, Bridget Bate Tichenor y Sylvia Pardo ofrecieron un retrato más íntimo, complejo y simbólico de la actriz.
De hecho, uno de los retratos realizados por Carrington, "La magia del tarot" (1965), reapareció este 2025 en la feria suiza Art Basel, lo que reavivó el interés por su relación con el arte.
También se han documentado piezas como "La reina del sol" (1954) y "Las dos Marías" (1954) de Leonor Fini, esta última con una especulación interesante: que una de las figuras retratadas originalmente representaba a Frede, una mujer con la que Félix habría tenido un romance breve. Al terminar su relación, se dice que María pidió que su rostro fuera reemplazado por una segunda versión de ella misma.
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Arte como estrategia de resistencia
Un análisis publicado por el sitio Reflexiones Marginales destaca que estos retratos fueron más que homenajes: fueron formas de resistencia simbólica contra los estereotipos de género que rodearon la carrera de Félix. A través del arte surrealista, las mujeres artistas ofrecieron una visión distinta, en la que María dejó de ser objeto de deseo para convertirse en sujeto de poder y musa entre iguales.
