El Banco Central Europeo (BCE) redujo este jueves su tipo de depósito al 2,0%, marcando así el octavo recorte de tasas en un año.
La medida se da en un contexto de incertidumbre global, influido principalmente por las amenazas aduaneras del expresidente estadounidense Donald Trump.
No obstante, la institución europea advierte que la actividad económica en los veinte países de la eurozona sigue mostrando signos de debilidad, especialmente por una demanda interna estancada que podría tener efectos deflacionistas.
Trump y su ultimátum comercial elevan la tensión
La incertidumbre sobre la política comercial de Estados Unidos ha generado preocupación en el seno del BCE.
Donald Trump ha puesto en la mira el superávit comercial de Europa y lanzó un ultimátum que podría imponer aranceles del 50% a los productos europeos, medida que expira el 9 de julio.
Ya este miércoles, Washington incrementó los aranceles al acero y aluminio europeos.
“El contexto actual de incertidumbre excepcional” ha llevado al BCE a optar por un enfoque cauteloso, analizando los datos "reunión por reunión", según se lee en su comunicado oficial.
Banco Central Europeo: inflación y crecimiento a la baja
El recorte también se respalda en los nuevos datos económicos: en mayo, la inflación cayó al 1,9% en la zona euro, por debajo del objetivo establecido. Además, el BCE ajustó a la baja sus previsiones de inflación para 2025, reduciéndolas del 2,3% al 2,0%, y al 1,6% para 2026, debido principalmente a la caída de los precios de la energía y a la apreciación del euro.
Respecto al crecimiento, las estimaciones muestran que el PIB de la eurozona crecerá un 0,9% en 2025 y solo un 1,1% en 2026, una décima menos de lo previsto anteriormente.
Pese al entorno adverso, el BCE considera que la inversión pública y la estabilidad del mercado laboral podrían ofrecer un amortiguador frente a los choques internacionales, reforzando la resiliencia de la economía europea.
AFP