Las infancias yucatecas han cambiado sus preferencias, padres de familia y especialista entrevistados coincidieron en señalar que ahora los menores de edad desean como obsequios celulares, tarjetas de regalo para videojuegos en línea y, sobre todo, acceso a plataformas digitales.
En plena víspera del Día del Niño, que se celebra cada 30 de abril, las jugueterías del centro y norte de Mérida lucen vacías. Ni los tradicionales carritos Hot Wheels, ni las muñecas Barbie, ni los juegos de mesa tienen hoy el protagonismo de otros años.
Tiendas vacías
Durante un recorrido realizado por diversas tiendas especializadas en juguetes, fue evidente la falta de clientela en comparación con años anteriores. En su lugar, muchas de estas jugueterías han transformado sus vitrinas, ahora ofrecen globos, piñatas, dulceros, disfraces y otros artículos enfocados más a la organización de festejos escolares que a la venta directa de juguetes.
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Contenido digital es lo que piden los niños
“Este año, más que juguetes, mi hija me pidió que la lleve a tomarse fotos en un lugar bonito para subirlas a su TikTok”, comentó Mariana Castillo, madre de una niña de 10 años que cursa la primaria.
Situación similar describe Laura Cetz, madre de dos niños de 7 y 11 años: “no me piden carritos o pelotas. El grande quiere una tarjeta para Roblox y el pequeño quiere jugar Minecraft. Yo prefiero que jueguen con cosas físicas, pero ellos ya están en otro mundo”.

En jugueterías ubicadas en el centro y en plazas comerciales del norte, los encargados señalan que, desde hace al menos tres años, las ventas han bajado considerablemente.
“Ya ni siquiera preguntan por los Max Steel o los Beyblade. Ahora vienen buscando accesorios para tablets o celulares, y eso si acaso”, comentó la empleada de uno de estos establecimientos.
Las consecuencias del contenido digital
La psicóloga Carolina Chávez comentó a 24 HORAS Yucatán que este cambio responde a una transformación cultural impulsada por la presencia cada vez más temprana de niñas y niños en entornos digitales.
“Las infancias ya no juegan igual que antes, y eso tiene implicaciones. Aunque no podemos negar que la tecnología también ofrece oportunidades de aprendizaje, es importante que las familias mantengan un equilibrio entre el uso de pantallas y el juego físico o simbólico, que es fundamental para el desarrollo emocional y social”, advirtió.