El próximo jueves 23 de enero, en el marco del Mérida Fest, el público podrá adentrarse en dos universos artísticos que confluyen en reflexiones sobre el paisaje y la humanidad.
Se trata de Islandia, Terra Incógnita, de Jaime Barrera, y Fragmentos Terrenales, de Daniel Rosel. Ambas exposiciones, que inauguran simultáneamente, ofrecen un diálogo entre la naturaleza y la experiencia humana.
Con una trayectoria de 30 años, Jaime Barrera celebra su carrera con una colección inspirada en un viaje que cambió su vida. En junio pasado, visitó Islandia acompañado de su familia, una experiencia que lo marcó:
“Fue un viaje familiar, pero desde que puse un pie en esa isla remota, no dejé de sorprenderme. Tal vez es mi sensibilidad como artista, pero los escenarios naturales me impactaron”, relató Barrera en rueda de prensa.
La exhibición incluye 55 piezas entre pinturas y esculturas, resultado de la combinación de sus recuerdos, fotografías e investigaciones. Los paisajes de ríos, volcanes, cascadas y cielos nublados cobraron vida en su taller mediante el uso de materiales poco convencionales.
Barrera explicó cómo incorporó elementos como poliestireno moldeado para simular las piedras y texturas de los terrenos que tanto lo impresionaron: “quería capturar la esencia de esas rocas coloreadas por la química del subsuelo. Todo está lleno de vida y de una energía única”.
En tanto, Fragmentos Terrenales de Daniel Rosel propone una mirada reflexiva sobre los desplazamientos provocados por la expansión urbana y el impacto que tienen en comunidades y en la naturaleza:
“La mancha urbana está devorando los espacios donde antes vivían ejidatarios, campesinos y artesanos. Muchos terminan en las ciudades, viviendo vidas que no son las suyas, perdiendo su identidad y cayendo en el caos”, condenó el artista.
Rosel explicó que aborda este fenómeno desde una perspectiva humana y ecológica, retratando no solo a las personas desplazadas, sino también a los árboles, animales y ecosistemas que son destruidos en el proceso.
Su obra incluye pinturas y una intervención titulada Los desplazados, elaborada con materiales simbólicos como carbón, cenizas y papel de estraza, los restos de los árboles que fueron talados o quemados.
Ambas exposiciones buscan transportar al espectador hacia universos diferentes, ya sea a los paisajes remotos de Islandia o a las luchas y desplazamientos que enfrentan comunidades y ecosistemas. Abrirán el 23 de enero; y estarán disponibles hasta el mes de abril.