JORGE PACHECO ZAVALA


VOZ DE TINTA

¿A qué suena una idea? 

¿Qué sonido tiene la imaginación?  

¿Cómo suena la creatividad?

Al respecto, el filósofo alemán Immanuel Kant dijo: En las tinieblas la imaginación trabaja más activamente que en plena luz.  ¿Será también que, en el silencio, todo ese andamiaje llamado imaginería es desatado?  Desatado o provocado, pues las ideas que rondan a las mentes creativas, no descansan hasta encontrar el momento propicio, hasta que el invernadero les envuelve… todos somos creativos por naturaleza, pero no todos nos permitimos tocar nuestra propia capacidad creativa.

La imaginación suena por las madrugadas, suena en el momento menos esperado; la imaginación espera a que se acallen los sentidos naturales para surgir desde lo más profundo del alma humana y expresar un sentir, una percepción, o hacer visible una imagen que podría ser al puro modo Lovecraftniano: dantesca y terrorífica. 

Los monstruos que nos habitan, yacen ocultos tras nuestros temores más antiguos y olvidados.  Esas sombras aguardan ocultas bajo el silencio para dejar salir un murmullo, un crujido del corazón, tal y como si el propio Poe se escondiera tras las maderas levantadas que resguardan la historia aún no escrita. El escritor aguarda y la historia aguarda también; el lector hace una pausa y mientras, bebe una taza de café a la luz de la luna, luna llena que enmarca el sonido lejano de los lobos que advierten su hora.

La imaginación suena al “clic” que se escucha cuando la realidad desemboca en el mundo de los sueños. Tal y como la luz aparece en la bombilla al momento en que la electricidad recorre el cable en milésimas de segundo.  La imaginación suena en la eternidad convertida en idea que se esconde entre las tapas de un libro. Un libro es la materialización de una idea convertida en historia. Un libro es el compendio andante de la imaginación. Idea, imaginación, creatividad, soledad, silencio, aislamiento… son tan solo algunos de los ingredientes que transforman la realidad.  

Leemos para escapar de esa realidad.  Leemos para encontrarnos a nosotros mismos en aquellos mundos paralelos, porque quizás ahí, nos logremos entender de mejor manera que en esta vida que nos golpea cada mañana con realidades. La luz es realidad. La oscuridad es realidad patente.  El dolor es realidad. El miedo nos limita porque nos hace creer que es real. La miseria humana nos indigna porque su realidad nos golpea el rostro. La obra de Dickens aún resuena en el tiempo, haciendo vívida la realidad humana de aquellos tiempos londinenses.  El odio, la envidia, la codicia y otras realidades de la condición humana, siguen vigentes en la literatura universal; desde Raskólnikov, creación indispensable de Dostoyevski que nos ayuda a darle rostro a ese ente que nos persigue a través de los tiempos; hasta la literatura moderna en donde los cuentos de Amparo Dávila, Beatriz Espejo, Eduardo Parra, Martín Briceño, Guadalupe Nettel, Soldán, Esquinca, etc., etc., nos muestran los estragos que la realidad fragua en ese juego malévolo donde la imaginación se disfraza de verdad.

La imaginación tiene sonido, ¿la escuchas…?

Nos leemos pronto.

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