Donald Trump, próximo presidente de Estados Unidos, anunció su intención de declarar estado de emergencia nacional y emplear al ejército para ejecutar una de las mayores deportaciones masivas de migrantes en la historia del país.
El plan de Trump para “proteger” la frontera
La estrategia incluye declarar la frontera como una zona de emergencia, retomar la construcción del muro y fortalecer el programa Quédate en México. Además, busca contratar 10,000 agentes adicionales y eliminar beneficios sociales para migrantes en situación irregular.
Según Trump, esta política responde a lo que él llama una “invasión” de migrantes, asegurando que su administración priorizará la seguridad nacional y pública.
Homan y el equipo detrás de las deportaciones
Tom Homan, designado como “zar de la frontera”, afirmó que las acciones se enfocarán en amenazas a la seguridad pública. En una entrevista con Fox News, declaró:
“Salvaremos a más de 300,000 niños desaparecidos y protegeremos a las comunidades.”
Homan fue conocido durante la primera presidencia de Trump por supervisar políticas controversiales, como la separación de familias migrantes.
Impacto económico y críticas de expertos
Economistas han advertido que las deportaciones masivas podrían costar hasta 88,000 millones de dólares anuales, afectando una economía ya golpeada por la escasez de mano de obra. Además, organizaciones de derechos humanos temen por el destino de más de 11 millones de migrantes en situación irregular.
Los retos legales y la resistencia social
Aunque Trump busca cumplir estas promesas, expertos señalan que sus planes podrían enfrentar obstáculos legales, como ocurrió durante su primer mandato con el programa DACA. Sin embargo, el presidente electo ha dejado claro que está dispuesto a enfrentar desafíos para implementar su visión migratoria.
Este nuevo enfoque, que algunos califican de extremo, marcará el inicio de un mandato que promete cambios radicales en la política migratoria de Estados Unidos.
AFP