Para destacar el trabajo de las mujeres mayas y su conexión con uno de sus cultivos más emblemáticos, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) presentó la segunda edición del calendario Chaya Encantadora.
Este proyecto, realizado por seis fotógrafos yucatecos, captura en doce retratos la esencia y el conocimiento ancestral de los protagonistas de la región.
Uno de los colaboradores de esta propuesta, el investigador Rodrigo Patiño Díaz, explicó que se busca un diálogo entre estos dos componentes, en apariencia distinta, para visibilizar el trabajo de las mujeres de campo como guardianas y promotoras del uso de la chaya, no solo como un alimento esencial para el día a día, sino también en su aplicación como medicina tradicional.
Esta edición es la segunda de un calendario inspirado en la chaya, una especie que, aunque existe en otras regiones del país y del extenso territorio maya, se ha determinado que su domesticación se originó en Yucatán.
Talento yucateco se une a la causa
La invitación a seis fotógrafos, una diseñadora e investigadores del Cinvestav busca darle un soporte científico a un entramado de imágenes que se apoyan en las historias de vida de sus protagonistas.
Para las mujeres, la chaya es más que un alimento o, en su defecto, una medicina; es un ente vivo que, desafortunadamente, ha sido estigmatizado o relacionado con los sectores económicamente más vulnerables.
Miguel Munguía, investigador del Cinvestav, explicó que esta planta, a pesar de los estigmas sociales, cuenta con un valor cultural y nutricional importante, ya que es una excelente fuente de hierro y aminoácidos esenciales.
Chaya una planta medicinal y alimento con muchos beneficios para la salud
Dijo que desde la perspectiva del pueblo maya, la chaya sigue naciendo, creciendo, mirando, envejeciendo y rejuveneciendo como parte del ciclo natural de la vida.
De ahí la importancia de su preservación, ya que es una realidad que, con el crecimiento de los centros urbanos, es cada vez más difícil ver la planta como antaño.
A diferencia del calendario 2024, para la edición del próximo año se decidió incluir pequeños versos que acompañarán a las fotografías de cada mes.
Estos breves textos, cargados de imaginación y sensibilidad, estuvieron a cargo de dos científicos que se han formado en el Departamento de Ecología Humana del Cinvestav – Unidad Mérida y han trabajado en investigaciones sobre la planta, como María Virginia Solís Montero y Jazmín Araceli López Herrejón, ambas colaboradoras del Laboratorio de Ecología Terrestre.
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