El Hanal Pixán, una de las tradiciones más arraigadas de Yucatán, está experimentando una transformación significativa, pues el crecimiento de la ciudad y la llegada de nuevos habitantes han enriquecido esta celebración ancestral.
Lo anterior, según Fidencio Briceño Chel, lingüista y director general de Museos y Patrimonio de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán, quien añadió que la fusión de culturas se manifiesta en los altares de muertos.
En ellos -agregó- hay elementos tradicionales yucatecos, como el mucbipollo o pib, que conviven con el pan de muerto y las calaveritas de azúcar, típicos del Día de Muertos en el centro del país.
Apuntó que esta mezcla de tradiciones refleja la diversidad cultural que caracteriza a la Mérida contemporánea.
“La migración tanto del interior del estado como de otros puntos del país, además de cambiar la dinámica poblacional, también impacta al Hanal Pixán”, comentó.
El especialista indicó que estas dinámicas sociales han derivado en discusiones sobre si celebrar Halloween, darle prioridad al Día de Muertos o al Hanal Pixán. No obstante, desde su campo de conocimiento, considera que en realidad se trata de cambios en usos y costumbres que, al final, enriquecen la forma de llevar una tradición, nutriéndose de varios elementos.
Expuso que, en el caso de la celebración de los finados o Día de Muertos, ya se ha visto modificado con el paso del tiempo, sobre todo en Mérida y su área conurbada, dándole nuevos matices, pero también conservando elementos como lo gastronómico.
Detalló que hace unos años, al realizar trabajo de campo en el estado de Quintana Roo, se percató de que muchas personas ya eligen no realizar los tradicionales pibes.
Por un lado, debido al arduo trabajo que implica en las comunidades elaborar el platillo, y por otro, por el costo, que cada vez es más alto. Así que ahora se elige poner en la mesa o altar para los difuntos algún otro alimento, como pizza.
INFLUENCIAS EXTERNAS
Indicó que las dinámicas sociales, como entes vivos en constante movimiento y cambio, pueden derivar en rupturas en las tradiciones, pero que no necesariamente son negativas, sino más bien una respuesta natural al paso del tiempo y las influencias externas que han llegado a la región.
“No hay que quedarnos con una única manera de hacer las cosas. Recordemos que no es la misma forma de hacer los pibes dentro del mismo Yucatán. Entonces, habría que adoptar estos nuevos elementos para incorporarlos a la tradición”, indicó.
Comentó que los ajustes que se van dando dentro de las familias para poder preservar las tradiciones son las formas en las que poco a poco se van modificando las costumbres, incluso las más arraigadas, como el Hanal Pixán.
Señaló que también los medios de comunicación y las redes sociales influyen en la modificación de las tradiciones, tal y como se conocen, ya que integran elementos de otras latitudes que las nuevas generaciones hacen suyos en el ámbito familiar.
Finalmente, recordó que no hay una única manera de llevar a cabo o vivir una tradición, incluso si es muy arraigada. Por ello, los nuevos elementos solo enriquecen una dinámica social que está viva, aseguró.