La contaminación del agua en el subsuelo de Yucatán es un fenómeno que avanza y se agrava, sin que ninguna ley o autoridad haya podido detenerla, por ello es necesario que los ciudadanos se movilicen para que se dejen de tomar decisiones desde un escritorio e impulsar la participación de la sociedad, en especial de los pueblos que se están viendo afectados por esa situación.
Así lo expuso Rosario May, integrante del Consejo de la Contraloría Ciudadana por el Agua en Yucatán durante una manifestación en las instalaciones de la Comisión Nacional del Agua en esta ciudad, en donde estuvo acompañada de pobladores del municipio de Ucú, quienes han iniciado acciones para poner freno a la contaminación del agua en ese lugar como parte del desarrollo inmobiliario en la zona.
De igual forma, denunciaron casos como el de Hunucmá, en donde se instaló una gran fábrica de cerveza sin tomar en cuenta la opinión de las comunidades indígenas, aún cuando se trata de una industria que consume grandes cantidades de agua y que arroja contaminantes al subsuelo.
Lo mismo está pasando con otros proyectos relacionados con la industria avícola y porcícola, cuya actividad está directamente relacionada con la grave contaminación del manto freático, señalaron.
“Ya hay muchos estudios que corroboran el alto nivel de contaminación del agua en Yucatán con metales pesados e incluso con elementos que podrían ser cancerígenos y en general potencialmente nocivos para la salud humana”, señaló la entrevistada.
Cabe recordar que en fechas pasadas el director de la Asociación Civil “Va por la Tierra”, Salvador Castell González, declaró a 24 Horas que el verdadero problema que tiene que ver con la contaminación del agua en Yucatán se debe a los agroquímicos, debido al tipo de suelo que tiene la entidad.
“Las principales fuentes de contaminación del agua que tiene Yucatán son: una las ciudades, ya que en los domicilios no hay plantas de tratamientos de residuos, y otra el uso de agroquímicos”, explicó.
Señala que particularmente el uso de agroquímicos en la entidad es un tema por demás grave, ya que argumentó que en cualquier punto del estado en donde se saque una muestra del líquido, va tener presencia de estos elementos.
“Los agroquímicos no se degradan con el tiempo, es más están relacionados con padecimientos graves para la salud como es el cáncer, enfermedades renales, en la piel, alergias, entre otros”, externó.
De igual forma, expertos del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Mérida han advertido en reiteradas ocasiones que la reserva hidrológica de la Península de Yucatán se encuentra en un punto crítico de contaminación y sobreexplotación, especialmente en el anillo de cenotes, donde se ha detectado la presencia de mercurio y arsénico en la sangre de habitantes de la región, vinculándose con casos de cáncer cervicouterino y de mama.
Por su parte, el también integrante de esa Contraloría, Marco Antonio Cervera Herrera, señaló que por todo lo antes expuesto demandan que las industrias porcícola, avícola y cervecera sean reguladas porque éstas operan sin tener concesiones de agua, y todos sus contaminantes los echan a cielo abierto y a los cenotes.
Por esa razón, se hizo esta movilización en 28 estados del país en donde se entregó a los representantes de la Conagua, un pliego petitorio con unas 15 recomendaciones para que las autoridades encargadas de cuidar las aguas nacionales, las analicen y emprendan políticas y programas para frenar la contaminación e iniciar el saneamiento de los cenotes y depósitos de agua que ya están almamente contaminados.
El documento original fue enviado a la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, para que se entere de manera directa las propuestas que están haciendo y una de las más importantes es que se tome en cuenta a las comunidades indígenas antes de instalar grandes industrias cerca de su territorio, porque la realidad es que hoy por hoy están comunidades son ignoradas, según los manifestantes.
“Ahora hay una empresa cervecera que se supone va a empezar a operar en Kanasín, en donde no se está tomando en cuenta a la comunidad, o sea que es una historia que se repite una y otro y otra vez, sin que se haga algo por regular esas actividades y detener la creciente contaminación de los suelos y cenotes”, finalizó