Las inusuales lluvias torrenciales en el sudeste de Marruecos han reavivado lagos y estanques, llenando de alegría a la población local. Tras seis años de sequía, este fenómeno meteorológico ha traído un cambio significativo al área.
En Merzouga, una localidad turística a 600 kilómetros de Rabat, los lagos ahora emergen entre las dunas doradas del Sáhara.
Karim Saddoq, un habitante de Merzouga, destaca la importancia de estas lluvias. “Nos han permitido reavivar nuestro patrimonio natural y aliviar la demanda de agua de la población”, afirma.
Esta renovación no solo beneficia a los residentes, sino que también atrae a turistas emocionados por presenciar esta transformación. Khalid Skanduli, un guía local, comenta que “el desierto se volvió verde”, mientras que turistas como Laetitia Chevallier celebran la abundancia de vida.
Un cambio climático preocupante
Aunque la lluvia trae alivio, Fatima Driouech, científica del clima marroquí, advierte sobre el impacto del cambio climático. “Todo sugiere que esto es un indicio del cambio climático”, explica.
A pesar de que las lluvias han rellenado parcialmente embalses y acuíferos subterráneos, los expertos afirman que la situación necesita más lluvias sostenidas para lograr un cambio duradero.
En septiembre, Marruecos enfrentó lluvias torrenciales que causaron inundaciones y, lamentablemente, la pérdida de vidas.
Este episodio fue descrito como “excepcional” por la Dirección General de Meteorología. Aunque estas lluvias han revitalizado brevemente el desierto, los expertos advierten que un solo evento no puede revertir años de sequía.
La transformación del desierto del Sáhara en Marruecos es un recordatorio de la complejidad de la meteorología en la región. Mientras que la comunidad celebra el regreso del agua, el futuro sigue siendo incierto. La situación resalta la necesidad de abordar el cambio climático y sus efectos en el entorno natural y la economía de la región.
AFP