Sería un cambio radical.
Por donde se analice.
Si se cerraron instancias en este sexenio so pretexto de la austeridad y el combate a una corrupción no documentada y menos corregida, las cosas pueden modificarse.
Como en todo gobierno, para el inminente de Claudia Sheinbaum se proyecta una gran reestructuración en gran medida por la urgencia de imagen y por la otra de inversiones.
Es a partir de las relaciones diplomáticas, el área ahora encomendada al exrector Juan Ramón de la Fuente, para renovar la imagen de México ante el mundo.
En especial el industrializado, donde están los recursos, los proyectos, las grandes inversiones y por supuesto las posibilidades de atracción a fin de traducir ese dinero en desarrollo nacional y exportaciones.
Hasta ahora la idea es convertir las representaciones mexicanas -embajadas, consulados, agregadurías comerciales- en promotores de las grandes posibilidades del país a partir de la reubicación o nearshoring, como le dicen los especialistas.
EL RIESGO DE LOS CELOS
A través de esas legaciones se operarían muchas cosas.
En primera instancia se les reforzaría con especialistas para conectar con las grandes firmas trasnacionales y se les señalarían lugares, servicios y ventajas de la relocalización.
Equivaldría a revivir dos organismos desplazados por Andrés Manuel López Obrador desde el comienzo de su sexenio, ProMéxico y el Consejo Nacional de Turismo, por no verles utilidad.
En teoría estas funciones recaerían en la Secretaría de Relaciones Exteriores de Juan Ramón de la Fuente, pero deberá coordinarse con muchas otras dependencias donde habría áreas de apoyo.
Básicamente serían las secretarías de Hacienda de Rogelio Ramírez de la O y de Economía, a cargo de Marcelo Ebrard.
En armonía sería un gran esfuerzo y seguramente promisorio, pero puede despertar celos, sobre todo si se considera el espíritu camaleónico de Ebrard y el superpoder de Ramírez de la O.
Por ahora esperemos la reorganización de la administración pública en el sector económico y diplomático.
SIN VISOS DE SOLUCIÓN
1.- Chalco sigue bajo el agua y no hay solución a la vista.
En teoría los técnicos ya encontraron la falla: un gran tapón formado a lo largo de los años -azolve con basura, piedras, lodo y hasta cemento- pero al cual no han llegado.
A los diez días dijeron que en cinco quedaría solucionado, pero ya van 25 y ni quién puede desbaratar ese gran bloque ubicado en la desembocadura del colector y el río.
Ah, tampoco el pleito del secretario de Gobierno Horacio Duarte contra la gobernadora Delfina Gómez ha sido desactivado, mientras casi medio millón de chalquenses viven entre aguas putrefactas.
2.- A la reconstrucción de Acapulco y Coyuca de Benítez a casi un año del huracán Otis sigue otra acción, pintar 300 mil fachadas para cambiar la imagen del puerto.
El proyecto lo encabeza la gobernadora Evelyn Salgado, quien sumó al poder nacional a través de las secretarias de Gobernación, Luisa María Alcalde, y del Bienestar, Ariadna Montiel.
Se apoyarán en los ejércitos de Siervos de la Nación y Jóvenes Construyendo el Futuro.
Y 3.- Los gobiernos morenistas ansían el relevo en la alcaldía Álvaro Obregón.
Según ellos, Lía Limón ha sido un obstáculo y con la llegada de Javier López Casarín, ya sin pleitos, se agilizarán las obras del Tren Interurbano a Toluca.