Ver transitar a Mateo Cuxim Manrique por el “Sendero de la Victoria” de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC) no solo es satisfactorio para su familia, sino para todo el equipo que hizo posible su recuperación. Luego de tres años de tratamiento, el pequeño está libre del cáncer; y ese día pudo tocar la campana que lo coloca en situación de vigilancia.

Se necesitan tres años de quimioterapia sin recaídas para llegar a esta etapa de la enfermedad, explicaron en la ceremonia llevada a cabo en las instalaciones de la Asociación. Si el paciente recae, el tratamiento debe empezar de cero, por lo que no hacerlo en este período es un hecho significativo en la vida de los afectados por este mal. Mateo lo logró.

Una vez en la etapa de vigilancia, detallaron, al paciente se le considera un sobreviviente. Este año la campana de AMANC replicó 73 veces por niños y niñas que pasaron a vigilancia; y 13 veces por quienes sobrevivieron definitivamente a algún tipo de cáncer, después de cinco años invictos. En lo que va del año, van 14 sobrevivientes.

Ahí va Mateo, dirigiéndose hacia la mesa donde le esperan un pastel y sendos juguetes para celebrar su tenacidad. Entre cánticos y felicitaciones, el infante se prepara para su nueva vida lejos de tratamientos y cuestiones propias del cáncer. Quienes le rodean se muestran complacidos ante el deber cumplido.

Mariano Cuxim es el padre de Mateo; y mira orgulloso a su hijo, próximo a vencer la enfermedad. Contó que desde que supieron de ella, el hospital al que acudieron les recomendó acudir a AMANC, a quienes agradeció por el apoyo brindado desde el inicio de este camino: “Nunca nos dejaron solos, siempre estuvieron al pendiente”.

Mateo tenía tres años cuando sus padres se enteraron de que padecía leucemia. Fue a través de unas pruebas de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) que se percataron de la situación.

El pequeño no presentaba síntomas, lo que subraya la importancia de la detección oportuna de este y otros males: “No se veía enfermo, era un niño aparentemente sano hasta la biometría hemática que indicó que era un niño muy enfermo y que había que internarlo”.

En ese momento, a Mariano Cuxim y a su familia “se les vino el mundo encima”. No obstante, agradece a Dios por haberle dado la fuerza que le sostuvo en los momentos más difíciles: “Nunca dejamos de confiar, sabíamos que todo estaba en sus manos”.

Después de tres años, ver a Mateo tocar la campana representa una victoria para el señor Mariano Cuxim. Expresó sentirse contento y emocionado de que el menor haya pasado a vigilancia; y también confiado en que tarde o temprano pueda declararse completamente sano.

El proceso de Mateo no fue fácil; y su padre contó que flaqueó en varios momentos. Por ejemplo, relató, en sus inicios, la intensidad de las quimioterapias ocasionó que las venas de sus manos se “revienten”, por lo que ya no había dónde canalizarlo.

“Por medio de una persona, a la que también agradezco, nos hicieron llegar un Port-a-cath (dispositivo que proporciona un acceso venoso permanente) destinado especialmente para él; y eso permitió que no le siguieran lastimando las venas”.

También, derivado de complicaciones de las quimioterapias, Mateo estuvo sin comer durante una semana y media: “Sin agua, ni nada. Solamente a puro suero”.

“Ha sido difícil, pero sin la confianza en Dios, no habríamos salido adelante. Estamos muy felices y agradecidos con AMANC por todo el apoyo que nos brindó”, añadió la mamá de Mateo, Alexis Manrique Chan.

Igualmente, dirigió un mensaje a quienes atraviesan situaciones similares: “Que no pierdan la esperanza, que confíen en Dios, porque solo él puede ayudar en esos momentos”.

Una decena de nuevos diagnósticos

Por su parte, Marissa Goff Rodríguez, presidenta de AMANC, comentó que en los últimos tres meses hay 10 nuevos diagnósticos, siendo el más común la leucemia linfoblástica aguda. Actualmente apoyan a 420 niños, muchos de los cuales ya se encuentran en vigilancia.

“Activos, que hoy reciben quimioterapia, son 280. El albergue de la Asociación cuenta con 16 cuartos más dos aislados post trasplante, uno de los cuales está ocupado por Adolfo, un pequeño que llegó de Ciudad de México”, sentenció.

Sobre la homologación de la Ley Dorada en Yucatán, la directora de AMANC, Isabella Rivas, compartió que será en unos días cuando integrantes de la Asociación se reunirán con los diputados electos a fin de platicar cómo se le podrá dar seguimiento a esta iniciativa.

“La idea es que se pueda asegurar que todas las partes involucradas van a cumplir sus responsabilidades y así, que todos los niños reciban un tratamiento digno y completo. Las responsabilidades que correspondan a cada quien”, concluyó.

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