Este 13 de agosto, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller se despidió de las plazas públicas con un acto multitudinario en el Zócalo de la Ciudad de México, el corazón social, político y cultural del país.
A 6 días de que se cumplan 70 años del fallecimiento de Hermelinda Galindo, una de las Madres Forjadoras de la Patria, y ante cerca de 8 mil almas que se congregaron en el ángulo que forman las sedes de los Poderes Ejecutivo y el Judicial, la también esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su libro Feminismo Silencioso.
En una carpa levantada exprofeso para el evento, rodeada de la romería que caracteriza al primer cuadro de la capital, con desorganización, empujones, gritos y mezcla de prensa y públicos en las horas previas a su presentación, la historiadora y periodista arribó acompañada de su esposo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, en una curiosa vuelta de tuerca no pronunció ni una sola palabra, siendo él, el experto en las arengas en las plazas públicas de todo México.
Al evento se dieron cita el Gabinete Presidencial, los mandatarios de la capital y el Estado de México y, no podía faltar, la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, la primera mujer que, por primera vez en la historia nacional, tendrá la titularidad del Ejecutivo.
Al punto arribaron y entraron “conforme fueron llegando” el público en general y la prensa, en tropel, pero entraron; así como los invitados especiales, entre los que figuraron intelectuales como el exgobernador chihuahueño, Javier Corral o personajes políticos que cercanos y vinculados al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Gutiérrez Müller estuvo acompañada en el presidium por 2 hombres y 3 mujeres: el articulista Pedro Miguel, y la gobernadora mexiquense, Delfina Gómez, así como las y el intelectual, Raquel Serur Smeke, Veronica Velasco y Antonio Perrusca.
Durante casi 2 horas y medias desde que se abrió el micrófono en el presidium se escucharon palabras de encomio a lo vertido por Gutiérrez Müller en su volumen, a sus referentes intelectuales, históricos y sociales; a su decisión de continuar su vida más allá de los muros en los que reside “el poder del pueblo”, en un parafraseo de los dichos de su compañero de vida.
Y fue tal el reconocimiento a su determinación de distancia y comunicación sin palabras, que la “única anécdota” que se contó en la presentación fue lo alusivo a su decisión de no ser “primera dama”; como ella misma lo dijo, la tarde de este martes se trató de ser profundos en la plaza, no gritar en ella.
De invitar a leer a profundidad el libro de marras o sino, “no contará sus secretos”.
La tarde, de altos vuelos intelectuales, con porras a su persona, a quien el pueblo se refirió como “Betty”, y la curiosidad de ver, quizá por última vez, a quien dejará en 47 días la primera magistratura del país devino en una partida de nacimiento curiosa: se le llamó la creadora del “feminismo humanista”.
Y fiel a su voto de silencio, roto en pocas y excepcionales ocasiones, la doctora resumió la presentación y la intención de su texto en una de sus frases de la tarde, que incluso figura en las guardas del impreso:
“Es como el final de las películas, que ya se acerca y como yo no pedí estar en la esfera pública, yo me voy a retirar de igual modo, sobre todo de la esfera política, no es lo mío y aunque fui pública o soy pública por razones ajenas a mi voluntad, me retiraré silenciosamente también para vivir con toda la prudencia que me caracteriza lo que resta de mi vida y una prudencia pública porque a lo mejor de dentro soy muy imprudente todavía y está muy bien”.
Tras lo cual, se retiró en relativo silencio, y mientras departía con los invitados especiales, su esposo, el saliente Presidente de México regresaba a Palacio porque esta tarde no fue suya.