FOTOS: SEGEY

Estudiantes de segundo, cuarto y sexto grado de la escuela primaria “Pedro Pablo Echeverría”, del municipio de Sotuta, participaron en el proyecto “Tejiendo Sueños” en el que aprendieron técnicas del bordado con la técnica de hilo contado (Xokbil Chuuy, en lengua maya), como parte del programa CARE que aborda realidades socioecológicas y las conecta al currículo escolar al mismo tiempo que impulsa acciones formativas docentes con valor ante la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros.

En el proyecto, que fue impulsado por el personal docente y directivo del plantel, participaron 80 estudiantes en acciones de articulación y conexión de los saberes locales con los conocimientos escolares, abordando preocupaciones sociales de los entornos escolares.

De este modo, con la participación de madres de familia y artesanas locales, se obtuvieron resultados en el aprendizaje de las alumnas y alumnos como el diseño y elaboración de piezas como servilletas, bultos, bolsas de mano, entre otros.

Como este proyecto desarrollado en el municipio de Sotuta, el programa CARE ha impulsado la conexión con la familia no solo inmediata como papá o mamá sino también con los abuelos y abuelas, y logrado una mayor participación e interés de las familias por el trabajo que se desarrolla en la escuela, por lo que en el recién concluido ciclo escolar se atendió, a través de la Estrategia Estatal de Ambientes de Aprendizajes Enriquecidos, a 41 escuelas de preescolar y primaria tanto indígenas como regulares, con impacto en más de 2 mil familias con temas como: cuidado de las abejas meliponas, alimentación saludable de la milpa, reforestación de comunidades, siembra de huertos de traspatio, migración, atención al adulto mayor, recuperar el tejido de huano, entre otros muchos.

Yaritza Escamilla Tuyub, directora del plantel, explicó que el proyecto “Tejiendo Sueños” tuvo una duración de tres meses, iniciando con la identificación de una situación en la comunidad: era necesario resaltar y preservar la identidad cultural. En ese sentido, inspirados por las historias de sus abuelas y abuelos, dedicados a la venta de artesanías, los estudiantes definieron su proyecto con una narrativa que conecta el pasado con el presente y, de ese modo, aprendieron a bordar con la técnica del hilo contado.

Para Jorge Sabido Huchuim, alumno de cuarto grado, participar en este proyecto resultó en una experiencia enriquecedora, pues le permitió adentrarse en el mundo del bordado maya, una tradición que conocía gracias a su abuelita, por lo que diseñar y coser fueron las actividades que más disfrutó e incluso ahora ayuda a su familia bordando servilletas que vende en su comunidad.

“Me gustó mucho aprender a hacer bordados tradicionales. Siempre veía cómo lo hacía mi abuelita, pero nunca imaginé que algún día yo también podría aprender. Este proyecto es muy bonito porque te permite conocer algo que ya se está perdiendo. Además, fue una oportunidad para convivir más con mi abuelita y mi mamá, quienes me enseñaron a hacer un bulto”, dijo Jorge.

A su vez, Hania Ordaz Huchim, alumna de quinto año, explicó que con esta actividad pudieron conocer una tradición que en su comunidad está en peligro de perderse, como el bordado tradicional Xokbil Chuuy.

En su investigación, Hania se percató de que muchas personas habían olvidado la técnica del hilo contado, por lo que además de aprender a costurar aplicó sus habilidades matemáticas para diseñar los patrones de su producto.

Eva Pech Castillo, artesana y madre de familia, dijo sentirse orgullosa de poder transmitir su conocimiento de esta técnica a las niñas y niños para que puedan valorar el trabajo de las mujeres artesanas, además de que le permitió recordar cuando ella aprendió de su mamá a la edad de 12 años.

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