Para una gran parte de los habitantes de Yucatán, el huracán “Beryl” dejó una serie de lecciones y valores, entre los que destacan la cultura de la prevención, la gratitud y la relevancia de una sociedad bien informada.

La mayoría de las personas celebra que el ciclón se haya degradado a última hora; no obstante, advierten que no hay que bajar la guardia ante futuras contingencias.

Luis Alcocer es uno de los miles de yucatecos que se volcó a supermercados y tiendas de conveniencia a fin de tener su alacena “a tope” ante el arribo del ciclón: “Afortunadamente no pasó a mayores, pero la temporada de huracanes apenas está iniciando y, por cualquier cosa, ya tenemos nuestra reserva”, comentó a 24 Horas Yucatán.

El entrevistado aprovechó para criticar que algunas personas externaron una decepción —que tildó de irresponsable— a través de redes sociales por la situación: “Hasta parecían enojados porque la tormenta no causó estragos. Es una bendición que nos haya ido como nos fue; y esto solo habla mal de quienes piensan así”, condenó.

Y es que, efectivamente, a través de internet se pudieron constatar algunos comentarios negativos luego del anuncio del alejamiento del fenómeno hidrometeorológico: “¿Ahora qué voy a hacer con tanto atún?”; “ahí está su tormenta”; “tanto ‘show’ para nada”, fueron algunas de las declaraciones de los inconformes.

“Es increíble que piensen así, lo hacen desde su privilegio porque tienen la suerte de haber tenido para comprar provisiones y seguramente opinan desde la comodidad de sus casas viendo las noticias con su internet. No piensan en la gente de los municipios que corrió el riesgo de perderlo todo”, sentenció la internauta Paloma Hernández.

Ella compartió que, en su municipio, Valladolid, el panorama fue muy diferente al que se vivió en la capital yucateca. Ahí, el paso del meteoro dejó cuantiosas pérdidas materiales en viviendas y negocios, pero también la certeza de que existe solidaridad entre quienes habitan “la sultana del oriente”.

“Apenas supimos que el ojo iba a pasar por aquí, nos comunicamos entre vecinos para ver en qué podíamos apoyarnos. Unos amarraron tinacos, otros ayudaron a guardar macetas y yo, en lo personal, doné una parte de mi despensa para las personas que más lo necesitan. Fue realmente conmovedor ver a todos apoyándonos”, relató.

Para el periodista Abraham Bote, otro de los aspectos relevantes que dejó el paso de “Beryl” por Yucatán es la evidencia de la importancia de la ética periodística y la necesidad de difundir información proveniente de fuentes oficiales y especialistas en meteorología cuando se habla de este tipo de fenómenos.

“En tiempos donde las redes sociales proliferan con datos no verificados y opiniones infundadas, es crucial que la población y los medios de comunicación privilegien la información basada en evidencia científica sobre el mero sensacionalismo. La propagación de rumores y la exageración de ciertos eventos solo contribuyen al pánico colectivo”, advirtió.

Subrayó que los medios de comunicación tienen una responsabilidad ética fundamental durante estas crisis: “Es esencial que eviten el amarillismo y la desinformación, ya que pueden exacerbar el caos y confundir a la población en momentos críticos. La integridad periodística debe prevalecer sobre el afán de obtener titulares impactantes”, concluyó.

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