Estrategia. El Ayuntamiento de Mérida promueve la siembra de plantas más resistentes al clima adverso de estos días.
La sequía que afecta a Mérida ha generado un notable impacto en los parques y jardines de la ciudad. La falta de lluvias ha provocado un descenso en los niveles de agua disponibles para el riego de estas áreas verdes, causando un deterioro visible en esos lugares.
Todos los días, cientos de trabajadores del Ayuntamiento se dan a la tarea de mantener vivos y verdes los más de 650 parques de Mérida, ante la agresividad de la sequía de estos días, ya que cumplen el importante papel de brindar oxígeno y refrescar la superficie de esas áreas.
Todo ello mientras el suelo yucateco resiente los agresivos rayos del sol; las plantas, árboles y el césped de parques y jardines de Mérida parecen no sucumbir tan fácilmente ante esta inédita sequía que ha prevalecido en los últimos 30 días.
Y es que, en lotes baldíos, terrenos y algunas áreas verdes públicas y particulares, así como camellones y glorietas, lucen con cierta desolación, con vegetación seca, quemada incluso y árboles con aspecto otoñal.
José Ignacio May Cauich, jardinero subcontratado por una empresa que brinda este servicio al Ayuntamiento de Mérida, explica que afortunadamente los parques de Mérida no lucen secos porque casi todos cuentan con suministro de agua para riego y mantenimiento.
“En estos días nuestra prioridad es el riego, esperando mantener las plantas lo más vivas posible para que alcancen la llegada de las lluvias y ahí entonces éstas se encargan de hacer crecer la hierba”, explicó.
May Cauich tiene a su cargo el mantenimiento de cuatro parques: Las Flores y La Amistad en Jardines de Mérida; Campanita en San Juan Grande; y Los Pinos en la colonia del mismo nombre.
“Hay muchas plantas que ya hubiesen muerto por este calor que estamos viviendo. De entrada, el césped sin un mes de agua se muere y termina quemado; incluso puede ser riesgo de incendio si llegara a secarse, lo cual es peligroso para las casas que hay alrededor”, comentó Agustín Pech Xool, quien está asignado al parque de la Juventud, en San Antonio Cinta.
Dijo que el parque es grande y necesita hasta una semana para alcanzar a regar todo; ese día le tocó a la parte noreste y, como reloj, va avanzando hacia el sureste y así le va dando vuelta.
Destacó que este parque tiene una gran cantidad de plantas y árboles de muchas variedades debido a que un ingeniero que vive cerca constantemente llega con plantas de ornamento o árboles frutales; él mismo las siembra y las riega.
Entonces, el parque parece un jardín botánico con tantas plantitas, incluso varias que ni conocía.
Señaló que la orden en estos días es regar y mantener libre de basura el parque, pues si no se riegan muchas de esas plantitas no sobrevivirían.
En varios parques, el césped presenta zonas secas y decoloradas. Los árboles muestran signos de estrés hídrico, con hojas marchitas y caída prematura. Este fenómeno se observa especialmente en especies más sensibles a la falta de agua. Los arbustos y plantas ornamentales también han sido afectados, con una disminución en su crecimiento y en la floración.
El gobierno municipal ha implementado medidas para mitigar los efectos de la sequía. Entre ellas, se ha reducido el riego en parques y jardines, priorizando el uso de agua en zonas críticas y en plantas jóvenes que requieren mayor cuidado. Además, se ha promovido el uso de especies vegetales más resistentes a la sequía en nuevas plantaciones.
El uso de sistemas de riego más eficientes es otra de las estrategias adoptadas. Se han instalado sistemas de riego por goteo en algunas áreas, con el objetivo de optimizar el uso del agua y minimizar las pérdidas por evaporación. A pesar de estos esfuerzos, los recursos son limitados y no han sido suficientes para evitar el deterioro de muchas zonas verdes.
La sequía también ha afectado a la fauna que habita en los parques y jardines de Mérida. La reducción de áreas verdes y de fuentes de agua ha provocado una disminución en la presencia de aves y otros animales. Los insectos polinizadores, como abejas y mariposas, también han visto reducido su hábitat, lo que puede tener repercusiones en la biodiversidad local.
Las restricciones en el uso de agua han llevado a los ciudadanos a modificar sus hábitos de jardinería. Muchos han optado por reducir el tamaño de sus jardines o por plantar especies más resistentes a la sequía.