Año con año, las zonas arqueológicas de Chichén Itzá y Dzibilchaltún -en Yucatán- son visitadas por miles de turistas ávidos de presenciar el equinoccio, lo que podría representar un problema para la conservación del patrimonio. El próximo de estos eventos arqueoastronómicos, el de Primavera, será esta noche (19 de marzo) en punto de las 21:06 horas.
Como hemos informado, este año el sitio de Dzibilchaltún permanecerá cerrado; y Chichén Itzá, que figura como la segunda zona arqueológica más visitada durante el evento a nivel nacional (la primera es Teotihuacán) restringirá su aforo a 15 mil visitantes, menos de la mitad de los que solían acudir a atestiguar el descenso de Kukulcán.
En la antesala del Equinoccio de Primavera 2024 es pertinente reflexionar sobre el impacto del turismo en estas ciudades milenarias, pues expertos han señalado en múltiples ocasiones el daño que el turismo de masas les está ocasionando, pese a los beneficios económicos que conlleva a habitantes y gobiernos.
“El turismo de masas ha traído severos daños a las zonas arqueológicas y también han dejado beneficios directos a la economía de los habitantes y gobiernos de las áreas colindantes”, sentenció el investigador Fernando Enseñat Soberanis en un documento publicado por la Universidad Autónoma de Quintana Roo.
Destacó que desde 1980 el turismo de masas a zonas arqueológicas, cenotes y áreas naturales ha tenido un incremento exponencial; ello ha provocado daños a la infraestructura de monumentos históricos, e incluso creado impactos ecológicos en las zonas.
Ante este panorama, Enseñat Soberanis sugirió elaborar planes de mitigación, entre las que señaló la redistribución:
“Pues si se miden por hora los accesos a los monumentos históricos, puede verse que hay tiempos en las que hay un pico elevado y en las que desciende, por lo que podrían hacerse segmentaciones a lo largo del día y con ello se distribuya de mejor manera las cargas de visitantes”.