El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, respaldó este jueves la decisión de cuatro obispos del estado de Guerrero (sur) de negociar una tregua con grupos del crimen organizado en esa empobrecida y convulsa región.
“Siempre los sacerdotes, pastores, integrantes de todas las iglesias participan, ayudan en la pacificación del país. Lo veo muy bien, creo que todos tenemos que contribuir a conseguir la paz”, dijo el mandatario izquierdista al ser interrogado por la prensa sobre las tentativas en Guerrero.
José de Jesús González, obispo de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, reveló el miércoles que junto con otros tres prelados planteó una tregua a líderes criminales de Guerrero para detener la violencia, que experimentó nuevos picos en las últimas semanas.
Pero la propuesta fue rechazada por los delincuentes, reportó la prensa mexicana, citando a González.
“Quienes ayudan para la pacificación pues están haciendo una buena labor, quienes trabajan para que se combata el flagelo de la violencia”, añadió López Obrador en su habitual rueda de prensa, esta vez desde Acapulco, la ciudad más importante del estado.
El mandatario señaló, no obstante, “que la responsabilidad de garantizar la paz y la tranquilidad es del Estado”. “Eso debe de quedar muy claro”, advirtió.
Bajo el eslogan de “abrazos, no balazos“, López Obrador defiende un enfoque que busca reducir la pobreza y otras causas estructurales de la criminalidad que golpea a México, aunque al mismo tiempo rechaza la posibilidad de negociar formalmente con los criminales.
Esta política le ha costado fuertes críticas de opositores en México e incluso en Estados Unidos, que denuncian una supuesta inercia de su gobierno contra los cárteles del narcotráfico.
La postura de López Obrador se da también cuando una representante de su partido, la alcaldesa de Chilpancingo, Norma Hernández, es acusada de connivencia con el crimen organizado, tras difundirse a mediados del año pasado videos y fotografías donde se le ve reunida con un presunto líder criminal de la región.
Guerrero es uno de los estados más pobres del país y es usado por narcotraficantes para el cultivo de marihuana y amapola.
La espiral de violencia criminal que envuelve a México deja más de 400.000 muertos desde que a finales de 2006 el entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012) declaró la guerra a los cárteles.
AFP