La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Unesco, inscribió el miércoles 9 de diciembre la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo de Iztapalapa en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, con lo que otorgó estatus global al mayor viacrucis de México.
El reconocimiento se anunció durante la vigésima reunión del Comité Intergubernamental de la Unesco, que sesiona en Nueva Delhi, India. Además, autoridades culturales destacaron el alcance social de esta práctica comunitaria que se expresa cada Semana Santa.
Una manifestación más allá de lo religioso
En el marco del anuncio, Edaly Quiroz, subdirectora de Patrimonio Inmaterial de México, subrayó el sentido colectivo de la celebración. "Se trata de una manifestación que trasciende lo religioso. Es un acto de unidad, fe, resiliencia, que convoca a miles de personas en un ejercicio colectivo de memoria, identidad y participación", dijo. Así, el reconocimiento coloca en el escenario internacional una tradición que articula organización vecinal, transmisión intergeneracional y participación masiva.
Origen histórico y cifras de asistencia
La tradición se originó en 1833, cuando habitantes de Iztapalapa realizaron una promesa comunitaria tras una epidemia de cólera que afectó gravemente al pueblo. Desde 1843, la representación se realiza de manera formal y continua, por lo que se consolidó como la conmemoración de Semana Santa más multitudinaria del país. En 2024 reunió a más de 1.4 millones de asistentes y, antes de la pandemia, superó los dos millones de personas, lo que refuerza su dimensión cultural y social.

Reconocimiento desde el gobierno federal
La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo felicitó a las y los organizadores durante su conferencia matutina del 10 de diciembre. "Es una actividad que tiene muchos años, la desarrolla un comité organizador de la Semana Santa, un comité comunitario, social", expresó en Palacio Nacional.
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Asimismo, la mandataria reconoció el trabajo de Clara Brugada, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, quien impulsó el reconocimiento cuando fue alcaldesa de Iztapalapa, y de Diego Prieto, exdirector del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).


