La Plaza Grande de Mérida luce nuevamente el brillo característico de las fiestas decembrinas, convirtiéndose en un punto de encuentro donde locales y visitantes disfrutan del ambiente festivo. A cualquier hora del día, el corazón del Centro Histórico se llena de vida con familias que se detienen a capturar fotografías entre figuras gigantes de regalos, piñatas, osos y estrellas.
Al centro del espacio destaca un nacimiento instalado por el Ayuntamiento de Mérida, que atrae tanto a creyentes como a curiosos. Para muchos, este pesebre representa un símbolo del inicio de la temporada navideña y un espacio de reflexión.
Te puede interesar:
“Está precioso. No esperábamos algo tan grande y tan bien hecho. Mérida siempre sorprende”, expresó Silvana Ruiz, una turista queretana que visitó la ciudad con su familia mientras acomoda a sus hijos para la foto perfecta.



Comercio y tradición en el corazón del Centro Histórico
El entusiasmo por la decoración ha creado una mayor afluencia turística y local, aunque los comerciantes perciben distintos impactos. Don Ernesto López, quien trabaja desde hace 12 años cerca de la Catedral de Mérida, explicó que el movimiento es más visual que económico.
“La gente viene, toma foto, camina un rato, pero compra poco. Creo que cuando lleguen los aguinaldos va a mejorar”, comentó.
En contraste, Rosa María Uc, vendedora de artesanías en la calle 60, afirmó que la festividad ya comenzó a beneficiar las ventas. “Sí ayuda, claro que ayuda. La gente que viene a ver las luces siempre lleva algo pequeño: una artesanía, un llaverito, lo que sea”, aseguró. Afirmó que estas compras espontáneas mantienen viva la economía local durante la semana.


Un espacio de convivencia y nostalgia
La Plaza Grande también despierta emociones entre quienes la visitan. Víctor Hernández, estudiante de visita en la ciudad, aseguró que disfruta el ambiente festivo. “Se siente muy tranquilo, muy seguro, y la decoración es muy bonita. Creo que por eso todos quieren una foto”, mencionó mientras observaba a familias tomarse retratos.
Para otros, como Doña Teresa Paredes, vecina del Centro, la decoración genera nostalgia. “Antes no ponían tantas cosas, pero igual se sentía bonito. Ahora es más grande, pero la esencia sigue: la gente viene a convivir y disfrutar sin gastar mucho”, recordó.



Aunque algunos vendedores aseguran que el acceso gratuito a los atractivos limita el consumo, confían en que los aguinaldos impulsen las ventas. Un joven vendedor de helados resumió el sentir del gremio: “Muchos solo vienen a mirar, pero pronto cambia. Ya con el aguinaldo, todo mejora”.
Entre luces, música y aromas de antojitos, la Plaza Grande de Mérida se consolida como el centro del espíritu navideño yucateco, un espacio donde conviven tradición, alegría y esperanza para cerrar el año con optimismo.

