Foto: Especial
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Sarah Ezekiel, residente de Londres, enfrentó un cambio radical en su vida durante el año 2000. Una enfermedad degenerativa atacó su sistema nervioso. Los especialistas confirmaron un diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica (ELA). Este padecimiento afectó severamente su nivel neurológico y motriz. Como consecuencia, Sarah perdió la movilidad de sus manos y la capacidad natural para hablar.

La BBC relata que, hace 25 años, ella se desempeñaba como asistente personal en el mundo editorial. Repentinamente, su habla se volvió lenta y su brazo izquierdo perdió fuerza. En cuestión de meses, la comunicación verbal desapareció por completo.

Foto: Instagram de Sarah Ezekiel

Soluciones mediante tecnología de seguimiento ocular

Tras la ruptura de su matrimonio, Sarah asumió el cuidado de sus dos hijos pese a la inmovilidad total. Cinco años después del diagnóstico, encontró una herramienta vital. La tecnología de seguimiento ocular le permitió interactuar nuevamente con el entorno. Sarah utilizaba sus ojos para seleccionar letras y construir frases en una pantalla.

Simultáneamente, un sintetizador convertía el texto en audio computarizado. Este sistema, comparable al de Stephen Hawking, le facilitó retomar la pintura y colaborar como voluntaria en una asociación de pacientes con ELA.

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El reto de la clonación de voz con IA

Años más tarde, surgió una oportunidad única para recuperar su tono humano. La compañía Smartbox presentó un proyecto innovador. La empresa ofreció voces clonadas sin costo a un millón de personas afectadas por cáncer o enfermedades degenerativas. El equipo solicitó a Sarah una muestra de audio antigua para realizar la reconstrucción de voz.

Lamentablemente, ella solo conservaba un viejo video VHS con escasos ocho segundos de grabación. El material presentaba pésima calidad. La distorsión y el ruido de fondo, proveniente de una televisión y otras personas, dificultaban el proceso. Simon Poole, directivo de Smartbox, dudó inicialmente sobre la viabilidad del proyecto.

Resultados de la inteligencia artificial aplicada

A pesar de los obstáculos, Poole empleó la herramienta Voice Isolator de ElevenLabs. El experto logró separar la voz de Sarah del ruido ambiental. Posteriormente, el equipo utilizó otra aplicación avanzada para dotar al audio de entonación y personalidad. De este esfuerzo técnico nació un resultado emotivo.

Sarah manifestó su asombro: "Después de tanto tiempo, casi no recordaba mi voz. Cuando la volví a oír, sentí ganas de llorar. Es una especie de milagro. [....] Me alegro de estar de vuelta. Es mejor que ser un robot". Su hijo Eric destacó que esta nueva voz de IA fortaleció los lazos familiares, pues su madre ahora transmite felicidad, tristeza o enojo con realismo.

Finalmente, su hija Aviva describió el hecho como algo maravilloso y añadió: "Mamá no es solo una persona discapacitada en un rincón con un robot que no se relaciona con ella".