por Carlos Ramírez
Dicen en los pasillos del poder político que una avalancha de mensajes directos o indirectos han llegado a Palacio Nacional pidiendo --en modo de exigencia-- la aplicación de planes estatales de seguridad como el de Michoacán, pero dicen también desde el principio ya bajaron la cortina en ese departamento y que no habrá otro similar.
En Sinaloa no se llegó a aplicar un plan similar al de Michoacán, pero sí hubo desplazamientos de tropas, recursos y funcionarios para atender los estragos que había abierto el secuestro de Ismael el Mayo Zambada y la guerra de secuela entre mayitos y chapitos.
El asunto actual se reduce a que Michoacán es un caso extraordinario, aunque quizá en 20 entidades de la República se vivan situaciones extraordinarias similares o peores. Sin embargo, la estructura federal de seguridad, el presupuesto público y los funcionarios responsables no se pueden atomizar en más de 20 estados y entonces habrá que esperar mejores tiempos para atender crisis como la de Guerrero, Guanajuato, Tabasco, Baja California, Tamaulipas, Veracruz, Durango y otros.
El problema en Michoacán es que se han tenido que aplicar dos estrategias de seguridad: la general de la República y ahora la extraordinaria que provocó el asesinato del alcalde Carlos Manzo. Solo los 57,000 millones de pesos en programas sociales --en caso de ser nueva aportación-- estarían secando las arcas nacionales y será imposible pensar que se multiplicarán por más de 20 paquetes adicionales.
Michoacán se presenta como un caso similar al de Sinaloa, pero autoridades de más de 20 estados están clamando porque el Gobierno federal ponga atención, dinero social y tropas en sus respectivas entidades, antes de que se presente algún suceso inesperado --como el asesinato del alcalde de Uruapan-- que obligue a segundos planes estatales.
Pero el problema es que no hay dinero ni personal suficiente.
Zona Zero
- No se ha visto bien la estrategia política de algún sector del Gobierno federal para empañar la imagen del alcalde asesinado Carlos Manzo al presentarlo como aliado estratégico de la oposición. Pero el problema es que quienes luchan contra la inseguridad no alcanzan a encontrar espacios dentro de la 4T y entonces salen a buscar los resquicios opositores que no resuelven nada pero que cuando menos se convierten en cajas de resonancia que deberán de atraer la atención de las instancias gubernamentales federales.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh

