Este sábado 8 de noviembre, comunidades del oriente y sur de Yucatán celebrarán una de las fechas más importantes dentro del ciclo del Janal Pixan: el Bix, también conocido como Ochovario. Se trata de una conmemoración ancestral que marca el final del tiempo de las ánimas en la tierra y su regreso al más allá, un momento de reflexión en el que la alegría del reencuentro se transforma en nostalgia por la partida.
José Iván Borges Castillo, fundador de la Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán, explicó a 24 HORAS Yucatán que el Bix forma parte de los ciclos del tiempo en la cosmovisión maya, donde todo tiene un inicio, un desarrollo y un cierre.
“En el pensamiento maya existen diferentes ciclos. El Bix, por ejemplo, es un periodo que indica el fin de algo, el momento en que algo ya cumplió su función. Cuando hablamos del Bix u Ochovario, nos referimos a ese instante en que la mayoría de las ánimas se despide del mundo de los vivos. Es una conmemoración, no tanto una celebración”, detalló.
Una tradición entre la alegría y la nostalgia
El escritor y promotor cultural precisó que este día, que se realiza ocho días después del Janal Pixan, tiene un sentido simbólico:
“Estamos entre alegres y tristes, buscando ese pensamiento antiguo. Es como el Viernes Santo, nos alegramos por la vida que se dio por los otros, pero nos entristece la partida. En el Bix sucede algo parecido, celebramos que las ánimas nos visitaron, pero también sentimos su ausencia al verlas marcharse”, expuso.

En pueblos del oriente como Valladolid, Chemax y Tekom; y del sur del estado como Tekax, Peto y Ticul, el Bix sigue siendo una práctica viva. Las familias vuelven a encender velas y preparar ofrendas, pero esta vez para despedir a sus difuntos. El alimento principal del altar es el pib, considerado la ofrenda que las almas pueden llevar consigo al más allá.
“El pib es el platillo que ellas pueden llevarse en su camino de regreso, porque no se derrama. En los primeros días, se ofrece comida líquida porque las ánimas están todavía en casa; pero en el Ochovario ya emprenden su viaje, y se les da algo que puedan transportar”, dijo Borges Castillo.
Continuidad de la tradición maya
Aunque la costumbre se mantiene con más fuerza en las comunidades rurales, el escritor comentó que también algunas familias en Mérida y otras ciudades del centro del estado siguen la tradición.
“Yucatán es una diáspora. Si una familia originaria de Valladolid o de Ticul se muda a Mérida, continúa haciendo su Bix, aunque no sea una costumbre general en el lugar. Lo importante es mantener el vínculo con sus raíces”, aseguró.
El Bix no solo es una despedida, sino una reafirmación de la continuidad de la vida. Según las creencias, no todas las ánimas se van al mismo tiempo:
“Algunas parten el día del Ochovario, pero otras se quedan. En Chapab, por ejemplo, me contaron que como en los altares ponen cerveza o aguardiente, hay ánimas que se quedan de fiesta hasta el 30 de noviembre. También hay almas que fueron muy buenas y, según se dice, tienen derecho a permanecer más tiempo entre los suyos”, compartió Borges Castillo.

Un cierre espiritual y simbólico
De acuerdo con el calendario espiritual maya, el Bix simboliza el cierre de un ciclo y la preparación para otro. Así como la tierra necesita descansar después de la siembra, abundó, las ánimas regresan a su lugar de origen tras convivir con los vivos.
“El Bix representa ese tiempo en que algo concluye, pero no con tristeza absoluta, sino con el reconocimiento de que la vida es movimiento y transformación constante”, explicó el escritor.
El Bix u Ochovario, concluyó, no solo es una fecha marcada en el calendario de los pueblos mayas, sino una expresión de su filosofía de vida, donde la muerte no significa un final absoluto, sino un tránsito necesario.

