Foto: Juan Manuel Contreras

Más de 500 personas caracterizadas como pixanes caminaron anoche por las calles del Centro Histórico de Mérida, en el tradicional Paseo de las Ánimas, que partió desde las puertas del Cementerio General y concluyó en el Parque de San Juan.

El recorrido, encabezado por la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada, combinó el silencio con el bullicio de los visitantes que acudieron a observar una de las actividades más representativas del Hanal Pixán, la celebración yucateca del Día de Muertos.

Foto: Juan Manuel Contreras

Devoción, cultura y tradición en las calles

A lo largo del trayecto, los asistentes portaron velas, flores de cempasúchil y retratos de familiares fallecidos. Algunos grupos interpretaron cantos y rezos en lengua maya, mientras que otros aprovecharon las paradas frente a los altares comunitarios para dejar ofrendas.

La caminata siguió la ruta habitual del Cementerio General hacia La Ermita de Santa Isabel y finalmente al Parque de San Juan, donde esperaban danzas regionales, altares monumentales y puestos de comida tradicional.

Aunque la actividad fue encabezada por autoridades municipales, el protagonismo lo tuvieron los ciudadanos que, año con año, dan forma a este rito colectivo que honra la memoria y la identidad yucateca.

Foto: Juan Manuel Contreras

Participación ciudadana y ambiente familiar

Familias completas participaron en el paseo, muchas de ellas con vestimentas tradicionales: las mujeres con huipiles bordados y el rostro pintado de calavera; los hombres, con guayaberas blancas y veladoras en las manos.

El operativo de seguridad y vialidad se desplegó desde las primeras horas de la tarde para permitir el paso de la procesión, que se desarrolló sin incidentes.

En las calles cercanas, comerciantes aprovecharon para ofrecer pan de muerto, tamales y otros platillos típicos del Hanal Pixán, lo que contribuyó a generar un ambiente festivo y familiar.

Un evento que une tradición y turismo

El Paseo de las Ánimas se ha consolidado como uno de los eventos más concurridos de la temporada de muertos en Mérida. Aunque conserva su carácter ceremonial, también se ha convertido en un atractivo turístico que mezcla la devoción popular con la curiosidad de los visitantes que llegan a la ciudad durante estas fechas.