Shoes designed by Chris Francis are displayed at his workshop in Los Angeles, California, on October 21, 2025. In a cobbler's workshop in Los Angeles, the footprints of Hollywood history are stacked floor to ceiling, watched over by a man who says his profession is dying. Yellowing boxes hold the lasts -- foot-shaped molds -- used to create footwear for everyone who was anyone in America's entertainment capital for more than half a century. "There's a bit of everybody here," says shoemaker Chris Francis, the custodian of the famous feet molds. Francis came into the collection a few years after the 2008 death of Pasquale Di Fabrizio, an Italian cobbler known in Los Angeles as the "shoemaker to the stars." (Photo by VALERIE MACON / AFP)

En un pequeño taller de Los Ángeles, las huellas de la historia del cine están guardadas del suelo al techo.

Allí, Chris Francis conserva moldes de pies de estrellas como Peter Fonda, Elizabeth Taylor, Robert DeNiro o Sharon Stone, una herencia del legendario Pasquale Di Fabrizio, el famoso “zapatero de las estrellas”.

El legado de Pasquale Di Fabrizio

Durante más de cuatro décadas, Di Fabrizio confeccionó calzado a mano para íconos del entretenimiento como Frank Sinatra, Tina Turner, Jack Nicholson, Fred Astaire y Michael Jackson. Sus moldes, medidas y diseños hoy descansan en cajas con nombres, autógrafos y dedicatorias de figuras de Hollywood, Broadway y Las Vegas.

Chris Francis: preservar el arte del calzado

Francis, de 48 años, nunca conoció a Di Fabrizio, pero decidió preservar su legado con la misma pasión. “Las celebridades querían algo único; ahora buscan zapatos gratis”, lamenta, señalando cómo la producción en masa y las redes sociales han desplazado al trabajo artesanal.

Un oficio que resiste al olvido

Autodidacta y perseverante, Francis aprendió observando a viejos zapateros inmigrantes de Irán y Siria que encontraron en Estados Unidos un refugio para su oficio. Aunque reconoce que hoy es “extremadamente difícil sobrevivir” como zapatero artesanal, continúa creando por amor al arte y por mantener viva una tradición que calzó los pies de las leyendas de Hollywood.

AFP