En Yucatán, únicamente 14 de los 106 municipios del estado —es decir, apenas el 13%— cuentan con su Atlas de Riesgo, de acuerdo con datos del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred). A pesar de ello, todos los municipios disponen de una dirección de Protección Civil Municipal, las cuales se coordinan con la dependencia estatal Procivy para auxiliar a la ciudadanía en caso de emergencia.

Estos documentos, publicados entre 2011 y 2018, corresponden a Dzilam de Bravo, Hunucmá, Ixil, Kinchil, Motul, Peto, Progreso, Tekax, Temax, Temozón, Ticul, Tizimín, Umán y Valladolid.

Mérida y su programa especial ante ciclones

Aunque Mérida no figura en el listado del Cenapred con un Atlas de Riesgo, la capital yucateca cuenta con un programa especial para la atención de ciclones tropicales, actualizado a 2025. Este plan define las acciones de prevención, auxilio y recuperación que realiza el Ayuntamiento y promueve la coordinación con dependencias de los tres niveles de gobierno, además de establecer vínculos con la iniciativa privada y la sociedad civil, con el fin de proteger a la población y agilizar la rehabilitación de espacios y servicios públicos afectados.

Limitaciones y retos frente al cambio climático

La Secretaría de Desarrollo Sustentable ha reconocido un atraso en la zonificación de riesgos municipales y territoriales. A pesar de que Yucatán cuenta con personal capacitado y herramientas técnicas para fortalecer su política pública ambiental, la cobertura de los atlas sigue siendo limitada, lo que reduce la capacidad de respuesta ante los fenómenos naturales.

De acuerdo con un análisis realizado por la propia dependencia, los aumentos en la temperatura, las variaciones en la precipitación y las sequías prolongadas continúan representando retos significativos para disminuir la vulnerabilidad al cambio climático.

Importancia de fortalecer la gestión de riesgos

Ante este panorama, la gestión de riesgos y la capacidad de respuesta se mantienen como factores esenciales para reducir los efectos adversos en la población y el entorno. Ampliar la información disponible y fortalecer las estrategias de prevención y adaptación permitirá mejorar la resiliencia del estado frente a las transformaciones climáticas.

Como parte de los programas de mediano plazo del Gobierno del Estado, se encuentra la actualización del Atlas Estatal de Peligros, el cual busca establecer y visualizar las zonas más propensas a incidentes derivados de fenómenos naturales, así como ubicar los principales factores expuestos en una base de datos cartográfica actualizada y de fácil interpretación.

Expertos advierten sobre la vulnerabilidad del estado

El meteorólogo Juan Vázquez Montalvo, del Comité Institucional para la Atención de los Fenómenos Meteorológicos Extremos (Ciafeme) de la UADY, explicó que contar con un Atlas de Riesgo no debe verse como un trámite burocrático, sino como una herramienta fundamental para proteger vidas y bienes ante fenómenos naturales.

Es algo muy indispensable que todos los municipios cuenten con su atlas de riesgo, para saber cuáles son las zonas más vulnerables a sufrir algún problema relacionado con la naturaleza”, comentó en entrevista con 24 HORAS Yucatán.

En el caso de Yucatán, este documento permite identificar zonas propensas a lluvias intensas, vientos fuertes y marejadas provocadas por huracanes y nortes violentos.

Zonas más vulnerables y riesgos adicionales

Vázquez Montalvo lamentó la baja cifra de municipios con atlas de riesgo y recordó que si no está disponible o actualizado, hay que subsanar esa falta y retomar los trabajos que se hicieron después del rebose del acuífero”.

El especialista precisó que las costas y el sur del estado son las regiones más vulnerables, debido a su baja altitud y proximidad a cuerpos de agua. “Hay mucha población viviendo en la ciénega o muy cerca de la playa, y esas son las zonas más susceptibles a inundaciones”, subrayó.

También aclaró que los rebozos del acuífero representan un riesgo que debe contemplarse en los atlas municipales. “En 2020 sufrimos el rebose del acuífero y eso causó graves daños porque el agua brotaba del suelo, especialmente en el norte y noroeste de Mérida; y en la zona entre Tizimín y Río Lagartos”, señaló.

Recomendaciones y observaciones técnicas

Entre la información que estos documentos deben incluir, el meteorólogo mencionó la topografía del terreno, la ubicación de zonas bajas y las áreas susceptibles de inundación ante lluvias o elevación del nivel del mar. Esas zonas, de preferencia, no deberían tener viviendas”, advirtió.

Indicó que el nivel del acuífero actualmente no representa riesgo, aunque se mantiene alto. Estamos a casi tres metros por debajo del nivel crítico. Aun así, el nivel de agua en los pozos es similar al que se registró tras el paso de huracanes como Gilberto o Isidoro”, apuntó.