Foto: Guillermo Castillo

En Yucatán, el cierre de octubre y los primeros días de noviembre son un cruce de caminos entre dos celebraciones: el Hanal Pixán, la ancestral “comida de las ánimas” que honra a los difuntos con flores, altares y pib; y el Halloween, cada vez más presente en calles, escuelas y centros comerciales.

Aunque para muchos parecen opuestos, ambas festividades conviven en el día a día de las familias yucatecas. En los pueblos y comisarías, las casas se llenan de aromas a mucbilpollo; los niños colocan juguetes en los altares y los adultos rezan por sus difuntos. En cambio, en la ciudad de Mérida, los escaparates se pintan de naranja y negro, los disfraces se agotan y los desfiles nocturnos convocan a miles de personas.

Entre lo urbano y lo comunitario: dos maneras de celebrar

El educador indígena y promotor cultural Milner Rolando Pacal explica que esa diferencia entre lo urbano y lo comunitario es evidente: “en los municipios los festejos conservan el sentido original, basado en el respeto y la devoción. Pero en Mérida, Halloween ha ganado terreno y ha diluido parte del significado del Hanal Pixán.”

Pacal subraya que Halloween y Hanal Pixán no son lo mismo, pues considera que el primero es visto como un día de miedo y disfraces; en cambio, el Hanal Pixán es una celebración de alegría, donde se honra a los difuntos que vuelven a visitarnos y compartimos con ellos sus comidas preferidas.”

El Hanal Pixán resiste frente al avance del Halloween en el estado
Foto: Guillermo Castillo

El significado ancestral del Hanal Pixán

El profesor recuerda que el Hanal Pixán no se limita a una sola fecha. El 31 de octubre se celebra el U Hanal Palal (comida de los niños); el 1 de noviembre, el U Hanal Nucuch Uinicoob (comida de los adultos), y el 8 de noviembre, el U Hanal Pixanoob (comida de las almas sin ofrenda).

Los abuelos siguen enseñando a los jóvenes que los difuntos no deben ser temidos, sino recibidos con cariño. Pero en la ciudad, la globalización y el turismo han introducido elementos ajenos que han vuelto la celebración más comercial”, lamentó.

El Hanal Pixán resiste frente al avance del Halloween en el estado
Foto: Juan Manuel Contreras

Por su parte, el antropólogo William Dzul, de la Universidad Autónoma de Yucatán, coincide en que lo que se observa es una convivencia desigual:

El Hanal Pixán conserva una raíz profunda en la vida familiar y comunitaria. Halloween crece en el ámbito urbano y comercial, pero las prácticas tradicionales siguen siendo el corazón espiritual del pueblo yucateco”, sentenció.

La fusión de tradiciones entre las nuevas generaciones

Entre los jóvenes, la mezcla de ambas tradiciones se vive con naturalidad. Julián Azueta, estudiante de 21 años, comentó: “Halloween es para salir con mis amigos, pero en casa hacemos el altar y comemos pib con mi abuela. Es algo que no se pierde.”

En los mercados, sin embargo, el Hanal Pixán se antepone a lo comercial del Halloween. Por ejemplo, María Canché, vendedora del mercado, aseguró que se venden más flores, veladoras e ingredientes para el pib que disfraces: “aquí la gente viene por el Hanal Pixán.”