En Yucatán, el 84% de los municipios carece de programas municipales de desarrollo urbano y ordenamiento territorial, lo que ha derivado en un crecimiento urbano expansivo, disperso y especulativo. Ante este panorama, el Gobierno estatal plantea una estrategia para controlar la expansión urbana y promover un modelo más compacto, sostenible y resiliente, con el fin de reorientar el desarrollo de las ciudades y cerrar brechas históricas en la provisión de servicios.
Actualmente, solo 17 municipios (16%) cuentan con programas vigentes: Acanceh, Chicxulub Pueblo, Hunucmá, Izamal, Kanasín, Maxcanú, Mérida, Motul, Progreso, Tekax, Tinum, Tixkokob, Tixpéual, Ucú, Umán, Valladolid y Yaxcabá.
Crecimiento desordenado y pérdida ambiental
Un diagnóstico del Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial (IMDUT) revela que en las últimas décadas se ha transformado suelo ejidal y ecosistemas frágiles en zonas residenciales o comerciales, provocando pérdida de vegetación, fragmentación ecológica y afectaciones a áreas naturales protegidas, además de mayor vulnerabilidad ante fenómenos hidrometeorológicos.
La falta de instrumentos de ordenamiento vigentes, capacidades técnicas y bases cartográficas actualizadas ha dificultado la regulación del crecimiento urbano, favoreciendo la proliferación de asentamientos irregulares.
Municipios con mayor expansión urbana
Entre 2010 y 2025, el suelo artificializado creció notablemente en 43 municipios, incluyendo Mérida, Kanasín, Progreso, Ticul, Valladolid, Tizimín, Oxkutzcab y Tekax. Sin embargo, solo 14 de ellos cuentan con programas de desarrollo urbano vigentes.
El documento Metrópolis de México 2020 identifica una zona conurbada en Valladolid y ocho principales ciudades Tizimín, Ticul, Tekax, Oxkutzcab, Motul, Peto, Izamal y Chemax que concentran más de la mitad de la población del estado, con dinámicas urbanas y productivas de relevancia nacional.
Hacia un modelo urbano sostenible
El gobierno estatal plantea la regeneración de áreas intraurbanas subutilizadas, el freno al crecimiento disperso y garantizar la disponibilidad y certeza jurídica del suelo. También busca actualizar la normativa estatal y municipal, fortalecer la coordinación interinstitucional y mejorar la gobernanza metropolitana de Mérida.
Además, se propone dirigir la inversión pública a municipios vulnerables, priorizando infraestructura básica como agua potable, saneamiento, salud y telecomunicaciones, y ampliar la infraestructura peatonal y ciclista, fomentar la intermodalidad y diseñar proyectos con criterios de resiliencia climática.
Cuatro ejes principales del plan urbano
La estrategia se estructura en cuatro políticas públicas:
- Ordenamiento territorial sostenible para la zona metropolitana.
- Desarrollo urbano orientado a la densificación y regeneración.
- Servicios urbanos inclusivos con enfoque territorial.
- Movilidad y conectividad sostenibles con prioridad en seguridad y equidad.
Expertos advierten sobre los retos
El urbanista Luis Alberto Nájera calificó el documento como “un avance técnico importante”, pero advirtió que el éxito dependerá de la capacidad de los municipios para aplicarlo. “El gran reto está en pasar del diagnóstico a la acción. La mayoría carece de personal técnico y recursos. Sin fortalecer esa base local, el plan podría quedarse en el papel”, señaló.
Destacó que la densificación y regeneración urbana es clave, ya que el crecimiento horizontal de Mérida encarece los servicios públicos y deteriora el ambiente. No obstante, advirtió que deben implementarse políticas de vivienda accesible para evitar que las restricciones empujen a más familias a la informalidad.
Finalmente, resaltó la importancia de incorporar la movilidad sostenible y la coordinación metropolitana, esenciales para el futuro urbano del estado.