La crisis del sistema educativo y la falta de soberanía alimentaria son pendientes que aún persisten en México a 57 años de la matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, señaló el luchador social Pedro Quijano Uc, quien participó activamente en el movimiento de 1968, desde Yucatán.
Quijano Uc llamó a las juventudes a mantener viva la lucha, alzar la voz y exigir que estos pendientes sean atendidos.
Nuevos movimientos estudiantiles
Recordó que los nuevos movimientos estudiantiles y sociales siguen vigentes, como demuestra el caso Ayotzinapa, aún en busca de justicia.
Señaló que aunque el Estado mexicano ya ha pedido perdón por la masacre del 68 y se han reconocido avances en derechos de libre asociación, así como en las luchas estudiantiles, obreras y campesinas, aún queda mucho por hacer, señaló
Para Quijano Uc, la educación continúa siendo un pendiente central, ya que México vive lo que definió como una “crisis educativa”, marcada por contenidos poco críticos y por el avance de la educación privada sobre la pública.
“Tenemos un sistema educativo capitalista en su rasgo más fundamental, diseñado para preservar un estatus de confort en vez de fomentar un pensamiento crítico”, afirmó.
Crisis alimentaria actual
El luchador social subrayó también que la llamada crisis alimentaria actual tiene sus raíces en el abandono del campo, cuando desde tiempos ancestrales el pueblo maya ya había construido modelos de soberanía alimentaria a través de la milpa y la meliponicultura.
“La milpa permite la producción de maíz, frijol, calabaza, chile, así como miel de la abeja melipona. Con el Frente Campesino promovemos rescatar estos saberes, pero es el Estado quien debe impulsarlos, no solo los campesinos o la sociedad civil”, sostuvo.
Movimiento estudiantil
El también activista por los derechos de trabajadores y campesinos recordó que, desde Yucatán, se seguía con dificultad el movimiento estudiantil, aunque contaban con emisarios que informaban sobre las movilizaciones hasta el fatídico 2 de octubre, cuando la manifestación en Ciudad de México fue reprimida con la fuerza militar.
Añadió que el contexto de los Juegos Olímpicos de 1968 colocó a México bajo la mirada internacional, y tras la masacre, la condena se extendió a nivel global.
Lamentó que, a casi seis décadas de distancia, las luchas sociales muchas veces se han tergiversado, pues la clase política ha partidizado las narrativas, buscando la conveniencia de un hecho que dejó decenas de muertos y presos políticos.