En Yucatán, el pepino de mar se ha convertido en el centro de una grave crisis ambiental que amenaza el equilibrio marino y la economía local. La sobreexplotación, el comercio ilegal y la pesca indiscriminada llevaron a esta especie a una situación crítica, obligando a las autoridades a establecer una veda permanente para protegerla.
Esta medida busca frenar el deterioro de los ecosistemas costeros y garantizar la recuperación de una población que, en pocos años, pasó de la abundancia a estar al borde del colapso.
Características e Importancia Ecológica del Pepino de Mar
Biología de la Especie
El pepino de mar (Isostichopus badionotus) es un equinodermo que se distribuye ampliamente en el Golfo de México y Mar Caribe, desde Carolina del Norte hasta el norte de Brasil. En México, se encuentra principalmente en las aguas costeras de la península de Yucatán, habitando en fondos arenosos y rocosos a profundidades de 0 a 55 metros.
Esta especie presenta características distintivas como su cuerpo alargado y gelatinoso de color café con manchas más oscuras, pudiendo alcanzar hasta 40 centímetros de longitud. Son organismos longevos de crecimiento lento que alcanzan la madurez sexual hasta los 5 años de edad.

La función ecológica del pepino de mar
Los pepinos de mar desempeñan un papel fundamental como "limpiadores del océano". Su importancia ecológica radica en varios aspectos críticos:
Filtración y Reciclaje de Nutrientes: Actúan como detritívoros que ingieren grandes cantidades de sedimento marino, extrayendo la materia orgánica y expulsando arena limpia. Este proceso de bioturbación moviliza nutrientes esenciales y mantiene la salud del ecosistema.
Oxigenación del Lecho Marino: Similar a las lombrices de tierra en el suelo terrestre, su actividad de excavación y movimiento a través del sedimento oxigena el fondo marino, mejorando la distribución de nutrientes y la salud general del sedimento.
Captura de Carbono: Sus hábitos alimentarios contribuyen a la captura de carbono al depositar carbono en el lecho marino, contrarrestando indirectamente la acidificación oceánica.
La pérdida de estas funciones ecológicas tiene consecuencias devastadoras. Como explica Miguel Ángel Olvera Novoa del Cinvestav: "Al disminuir la cantidad de estos animales, el fondo del mar se deteriora y eso afecta a otros organismos, incluidos algunos de importancia comercial como el pulpo y la langosta".

Situación del pepino de mar en la Península de Yucatán
La sobreexplotación del pepino de mar
La historia del pepino de mar en Yucatán es un caso paradigmático de sobreexplotación. Los primeros permisos experimentales se emitieron en 2000, pero para 2006 ya operaban 42 embarcaciones extrayendo hasta 154 toneladas. El punto crítico llegó en 2013, cuando 569 embarcaciones capturaron cerca de 2,500 toneladas de la especie.
Esta explotación intensiva fue impulsada por la demanda del mercado asiático, donde el pepino de mar es considerado un manjar culinario y un ingrediente valioso en la medicina tradicional china, alcanzando precios de hasta $3,500 dólares por kilogramo.

Romel Alcocer, pescador de Río Lagartos, describe el impacto: "Ahora el suelo es lodoso porque no hay pepino de mar que filtre". Esta transformación del ecosistema marino ha tenido consecuencias directas en las comunidades pesqueras locales.
La sobreexplotación no solo colapsó las poblaciones naturales, sino que también fragmentó la gobernanza local y creó conflictos entre las comunidades pesqueras tradicionales. Joaquín Cauich, pescador de Celestún, recuerda: "Para nosotros fue el punto de quiebre de la pesca ilegal en la región".
La penetración del crimen organizado
Un aspecto particularmente alarmante es la infiltración del crimen organizado en la explotación del pepino de mar. Según investigaciones recientes, grupos delictivos han transformado esta especie en un recurso estratégico, aprovechando su alto valor comercial y la limitada capacidad de vigilancia en las extensas áreas costeras.

Incremento de permisos
Entre 2015 y 2025, se registraron 212 permisos de pesca comercial para pepino de mar en Yucatán, cifras que superan las de 2012 cuando se decretó la veda. Más preocupante aún, entre estos permisos existen 10 permisionarios cuya razón social fue constituida después de la entrada en vigencia de la veda permanente.
Pesca furtiva insistente
A pesar de la veda permanente, la pesca ilegal continúa siendo un problema grave. En 2024 se decomisaron más de 300 kilos de pepino de mar, y apenas en septiembre de 2025 se procesó a tres personas por posesión de 170 kilos de la especie en Dzilam de Bravo.
La pesca furtiva se ha vuelto más sofisticada, con redes de traficantes que operan desde las comunidades costeras hasta los mercados internacionales. Como señala Abigail Bennett de la Universidad Estatal de Michigan: "la introducción de capital delictivo ha dejado capacidad de pesca ociosa y mano de obra disponible, que se puede redirigir a otras actividades ilegales".
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El futuro del pepino del mar en la Península de Yucatán
La recuperación del pepino de mar en Yucatán enfrenta múltiples desafíos. Según los expertos, las poblaciones sobreexplotadas pueden requerir entre cinco y siete décadas para recuperarse naturalmente. Esta realidad subraya la importancia crítica de mantener la veda permanente y fortalecer los mecanismos de vigilancia.
La situación también destaca la necesidad de abordar las causas socioeconómicas que impulsan la pesca ilegal, incluyendo la falta de alternativas económicas para las comunidades pesqueras y la demanda internacional persistente.
El caso del pepino de mar en Yucatán representa un ejemplo de cómo la explotación no regulada de recursos marinos puede llevar al colapso ecológico, social y económico de sistemas costeros. Su recuperación requerirá un enfoque integral que combine ciencia, política pública, participación comunitaria y cooperación internacional para proteger tanto las especies como las comunidades que dependen de ellas.