El Huracán Gilberto, conocido como el "Huracán del Siglo XX" en México y el "Huracán Asesino" en Cuba, se posiciona como uno de los ciclones tropicales más intensos, devastadores y mortíferos registrados en el océano Atlántico durante el siglo XX. Su paso por la península de Yucatán el 14 de septiembre de 1988 marcó un antes y un después en la historia meteorológica de la región.

Formación y desarrollo de Gilberto

La historia de este fenómeno meteorológico se remonta al 3 de septiembre de 1988, cuando una onda tropical salió de la costa africana y comenzó su desplazamiento por el Atlántico Oriental. El 8 de septiembre, esta perturbación se convirtió oficialmente en la depresión tropical número 12 de la temporada, cerca de las Islas de Barlovento.

Durante su desplazamiento sobre las aguas cálidas del Caribe, que registraban temperaturas de 27°C, la depresión se intensificó rápidamente. El 9 de septiembre se transformó en tormenta tropical y recibió su nombre: Gilberto. Este patrón de intensificación acelerada continuó hasta el 10 de septiembre, cuando oficialmente nació como huracán a las 20:30 horas, coincidiendo con el pico climatológico de actividad de las temporadas de huracanes del océano Atlántico.

El 13 de septiembre, Gilberto alcanzó su máxima intensidad como huracán categoría 5, registrando vientos sostenidos de 275 km/h y rachas de hasta 325 km/h. En este punto, el fenómeno había adquirido proporciones descomunales, con un diámetro de más de 1,250 kilómetros, lo que lo convirtió en uno de los ciclones tropicales con mayor extensión de la historia

Su trayectoria antes de llegar a Yucatán

Antes de llegar a territorio mexicano, Gilberto causó estragos significativos en su recorrido por el Caribe. El 12 de septiembre, impactó directamente a Jamaica como huracán categoría 3 con vientos de 200 km/h, convirtiéndose en el primer huracán en golpear directamente la isla desde 1951. En Jamaica, el huracán causó la muerte de aproximadamente 45 personas y medio millón de damnificados.

Foto: TSGT Michael J. Haggerty, U.S. Air Force - http://www.defenseimagery.mil; VIRIN: DF-ST-89-09468, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10457370

Tras alejarse de Jamaica, Gilberto experimentó una rápida intensificación, alcanzando vientos sostenidos de 296 km/h antes de dirigirse hacia la península de Yucatán. Un avión cazahuracanes que logró adentrarse en el sistema registró en el ojo del huracán la presión más baja jamás documentada en un ciclón en el hemisferio occidental hasta esa fecha, con apenas 14 kilómetros de diámetro.

Impacto en la Península de Yucatán

Llegada a Quintana Roo

El 14 de septiembre de 1988 a las 8:00 horas, Gilberto tocó tierra en Cozumel, Quintana Roo, con una intensidad sin precedentes: vientos sostenidos de 287 km/h, ráfagas de 340 km/h y una presión atmosférica de 900 mb. Esta marca lo convierte en el huracán más intenso en tocar tierra en México.

Una hora después, con la misma fuerza devastadora, hizo su contacto oficial con la península de Yucatán al norte de Playa del Carmen, Quintana Roo. El fenómeno fue capaz de mantener la categoría 5 de la Escala de Saffir-Simpson durante 85 kilómetros tierra adentro, una característica extraordinaria que demostró la potencia excepcional del sistema.

Foto: especial

Su paso por Yucatán

A las 12:00 horas del 14 de septiembre, Gilberto se adentró al estado de Yucatán por X-Can, comisaría de Chemax, manteniendo vientos sostenidos de 270 km/h y rachas de 320 km/h. Su trayectoria continuó hacia Tizimín, donde a las 15:30 horas había perdido parte de su intensidad, debilitándose a categoría IV con vientos sostenidos de 240 km/h y rachas de 290 km/h.

En la ciudad de Mérida, capital del estado, la intensidad máxima del ciclón se registró con vientos sostenidos de 152 km/h y ráfagas máximas de 188 km/h, mientras el huracán ya se dirigía hacia el Golfo de México. El meteorólogo Juan Vázquez Montalvo describe que "el ojo de huracán, que fue algo nunca vivido en Mérida, pasó lentamente con rachas para esta zona de 200 km por hora".

A las 19:00 horas del mismo día, Gilberto abandonaba la península de Yucatán por Telchac Puerto con vientos sostenidos de 185 km/h, ráfagas de 220 km/h y una presión de 944 mb. El huracán había cruzado completamente la península dejando una estela de destrucción a su paso.

Recuento de los daños

En el estado de Yucatán, el huracán Gilberto cobró la vida de 6 personas y dejó 2 heridos. Sin embargo, las cifras para toda la península de Yucatán fueron más elevadas, registrándose 26 muertos entre Yucatán y Quintana Roo, siendo el estado vecino el más afectado con 20 víctimas mortales.

La destrucción en la península fue catastrófica. 35,000 personas se quedaron sin hogar y 83 barcos se hundieron. Más de 60,000 viviendas fueron destruidas completamente.

Los daños a la infraestructura fueron masivos. El huracán derribó 1,687 postes propiedad de la Comisión Federal de Electricidad, incluidos 360 en Mérida y 100 en Progreso. 10,000 líneas de electricidad resultaron dañadas, dejando a gran parte de la población sin servicios básicos durante semanas.

Eventos extraordinarios por el paso de Gilberto

Uno de los eventos más sorprendentes fue la aparición del barco Lady C, originario de Kingston, Jamaica, que fue arrastrado por la fuerza del viento y el oleaje hasta aparecer en las playas de Chelem, Yucatán.

En Tizimín ocurrió un incidente particular cuando varios monos y un león escaparon del Parque Zoológico La Reina, debido a que las fuertes rachas de viento derribaron sus jaulas. La Colonia Yucatán, en el municipio de Tizimín, fue considerada por la prensa yucateca como la población más devastada por el paso del ciclón en la región, pues destruyó el 90% de las viviendas y edificios.

Consecuencias a largo plazo de Gilberto

El huracán también tuvo un significado cultural y social profundo. Como señala el meteorólogo Juan Vázquez Montalvo, "en aquella época la cultura de la prevención contra los huracanes era incipiente y se manejaban por lo que decían las personas mayores", pero Gilberto "dejó un precedente, los yucatecos aprendieron a respetar este tipo de fenómenos meteorológicos".

Las familias yucatecas enfrentaron semanas sin electricidad ni agua potable, mientras se realizaban labores de reconstrucción en las carreteras y otras áreas afectadas. El historiador tizimileño Luis Pérez Salazar lo describe como un evento que "dejó una huella imborrable para los que atestiguamos uno de los ciclones más peligrosos de la historia y que hoy nos deja una gran lección de vida".

El Huracán Gilberto de 1988 permanece en la memoria colectiva de los yucatecos como el fenómeno meteorológico más devastador del siglo XX, estableciendo un precedente que transformó para siempre la cultura de prevención de huracanes en la región y dejando lecciones valiosas sobre la preparación ante fenómenos naturales extremos.