Las carnitas de Michoacán fueron reconocidas con una certificación oficial que garantiza su autenticidad como parte de la gastronomía mexicana. El Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) otorgó la marca de certificación, con la finalidad de proteger la tradición del platillo y respaldar a los productores del estado.
Protección y beneficios para el sector
El IMPI, responsable de resguardar signos distintivos en México, también puede otorgar certificaciones a recetas tradicionales. En esta ocasión, el gobierno de Michoacán, mediante la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco), gestionó el registro que asegura que las carnitas “cuentan con una certificación que protege su elaboración y fortalece su comercialización”, destacó el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla.
Claudio Méndez Fernández, titular de la Sedeco, puntualizó que este reconocimiento impulsa la formalidad, la competitividad y la generación de empleos vinculados a la preparación de carnitas.

Receta tradicional bajo lineamientos claros
No todos los negocios podrán ostentar el sello. Para obtener la certificación, las carnitas michoacanas deberán cumplir requisitos específicos, como:
- Utilizar cerdos de entre 100 y 130 kilos en pie.
- Cocinar con sal de grano, manteca de cerdo y agua purificada.
- Elaborarse en cazos de cobre o acero inoxidable.
- Respetar tiempos de cocción para cada corte de carne.
- Excluir aditivos en la preparación.
De acuerdo con Sedeco, los interesados podrán solicitar el distintivo sin costo en los próximos días, lo que permitirá ofrecer al público un producto con calidad, tradición y autenticidad.
¡Las carnitas son un regalo de Michoacán para el mundo! 🐷🍴
— Gobierno de Michoacán (@GobMichoacan) September 9, 2025
Con la certificación ante el IMPI, este platillo garantiza que los consumidores disfruten de productos auténticos, elaborados con receta tradicional, insumos de calidad y procesos artesanales. #MichoacánEsMejor pic.twitter.com/jzMmjkNDvP
Historia y proyección de las carnitas
La tradición de este platillo se originó en el siglo XVI, tras la introducción del cerdo en México durante la época colonial. Con el tiempo, la receta se consolidó en Michoacán como parte fundamental de su identidad culinaria.
El sello del IMPI busca ser más que un simple reconocimiento, ya que permitirá a los productores y restauranteros acceder a estrategias de promoción, protección legal y diferenciación en el mercado gastronómico.
Según Méndez Fernández, esta certificación garantiza la autenticidad del platillo y abre nuevas oportunidades para conquistar mercados nacionales e internacionales.