Autoridades federales y estatales trabajan con las empresas porcícolas de Yucatán para garantizar que su actividad económica, una de las más relevantes en la entidad, se realice sin poner en riesgo el medio ambiente ni la salud de la población.
Durante su conferencia matutina, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, subrayó la importancia de vigilar que las granjas cumplan con la normatividad ambiental y cuenten con biodigestores para evitar que los desechos contaminen el manto freático.
“Es una actividad importante en Yucatán, no es que no exista la actividad, sino que cumpla con todas las normas, de no contaminar agua, (tener) biodigestores; y lo está viendo Profepa”, aseguró.
Acciones de la Secretaría de Desarrollo Sustentable
La Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de Yucatán informó que desde hace varios meses mantiene mesas de diálogo permanentes con los empresarios del sector.
El objetivo es buscar alternativas que permitan mejorar la producción sin afectar al acuífero ni a las comunidades cercanas, mediante un manejo adecuado de las aguas residuales y la inclusión de la voz de los pueblos originarios en las decisiones.

Normas ambientales en Yucatán
De acuerdo con la norma técnica ambiental vigente en la entidad, las granjas deben contar con sistemas de drenaje que recolecten sus aguas residuales y áreas de tratamiento que garanticen la calidad de la descarga, requisitos que actualmente están siendo verificados en todo el estado.
La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente establece que no podrán descargarse o infiltrarse en cuerpos de agua, suelo o subsuelo, aguas residuales que contengan contaminantes, sin previo tratamiento y autorización de la autoridad competente.
Igualmente se establece que las aguas residuales provenientes de usos industriales o agropecuarios deberán reunir condiciones necesarias para prevenir la contaminación de los cuerpos receptores y no interferir en los procesos de depuración de las aguas.
La funcionaria estatal recalcó que la norma en Yucatán ya cambió, se volvió más estricta y se busca que las granjas cumplan. “En este momento, lo que se está autorizando por parte de SDS es justamente esas reconversiones para que estos espacios cumplan con la norma”, aseguró.
Asimismo, sostuvo que no se está autorizando la expansión de las granjas de cerdos existentes, sino alternativas sostenibles a largo plazo.

Daños irreversibles
El doctor Francisco Bautista Zúñiga, del Centro de Investigaciones en Geografía Ambiental de la UNAM, advirtió que los daños ambientales ocasionados por la actividad porcícola, cuando no se cumplen las normas, pueden ser irreversibles.
Mencionó como ejemplo la granja clausurada en Santa María Chi, donde el daño a la salud ya está hecho, no solo con enfermedades intestinales, sino también con la ingesta de hormonas y antibióticos que generan superbacterias y problemas hormonales en niños.
Bautista añadió que también se afectaron actividades como la apicultura, debido al uso de plaguicidas y malos olores que ocasionaron la muerte de abejas, por lo que consideró necesario establecer mecanismos de compensación económica para los apicultores.
Además, alertó que la contaminación en cenotes y la pérdida de especies endémicas representan daños permanentes.
Propuesta de reubicación de granjas
Respecto a la propuesta de reubicar granjas, el investigador recordó que desde hace más de una década, junto con la especialista Yameli Aguilar, recomendó que la porcicultura se concentre en el sur del estado, en zonas con suelos profundos, alejadas de poblaciones y sin cenotes superficiales.
“No se trata de decir no al 100%, sino de establecer dónde sí y dónde no. Una granja sobre terrenos con cenotes es un absurdo porque inevitablemente contamina el agua y afecta a la gente. En cambio, en el sur, los suelos profundos protegen el acuífero y reducen los impactos en la salud”, concluyó.