El sol mañanero de un domingos en vacaciones no es un despertador molesto, sino una invitación. Es la señal que convoca a cientos de familias, locales y turistas, por igual, a tomar las calles de Mérida y a hacerlas suyas. La capital yucateca se transforma, cede su ritmo acelerado para acoger un espectáculo vibrante de convivencia y alegría: la Bici Ruta.

Una avenida para la convivencia

Desde las 8:00 de la mañana, la emblemática avenida Paseo de Montejo se cierra al tránsito vehicular, abriéndose a un desfile multicolor de bicicletas, patines, triciclos y caminantes.

El ambiente es festivo, salpicado de risas, música y el tintineo de las campanas de las bicicletas. "Esto es lo que más nos gusta de venir a Mérida, se siente una energía muy bonita, muy familiar", comenta emocionada Sofía, una turista de Guadalajara que viaja con su esposo y sus dos hijos pequeños.

El recorrido de la Bici Ruta es un ritual dominical para muchos meridanos, pero en vacaciones se enriquece con la presencia de visitantes que buscan experiencias auténticas. Juan, un residente de la colonia García Ginerés, cuenta que para él y su familia es una tradición ineludible. "Cada domingo venimos, haga calor o esté fresco. Es nuestro momento para desconectarnos y para hacer ejercicio".

El nuevo pulmón verde: Gran Parque de La Plancha

Pero la jornada dominical de disfrute no se detiene en Montejo. A tan solo unos minutos de la Bici Ruta, la ciudad ofrece un nuevo oasis: el Gran Parque de La Plancha. Inaugurado recientemente, este espacio se ha convertido en el nuevo epicentro de la recreación y el esparcimiento para todas las edades.

Lo que antes era un terreno baldío, hoy es un pulmón verde de 22 hectáreas con senderos, áreas de juegos infantiles, canchas deportivas, un lago artificial y un mercado gastronómico que invita a hacer una pausa y deleitarse con la cocina local.

domingos con años de transformación

A las 11:30 de la mañana, la escena en el parque es vibrante. Decenas de familias se resguardan bajo la sombra de los árboles recién plantados, mientras los niños corren y gritan de emoción en los juegos. En las canchas de usos múltiples, grupos de jóvenes disputan un partido de baloncesto, y en el andador principal, un grupo de adultos mayores camina a paso firme.

"Es un regalo para la ciudad", asegura Don Manuel, de 70 años, mientras descansa en una banca. "Yo viví aquí cerca toda mi vida y este lugar era un basurero. Ahora es un paraíso. Me da mucha paz ver a los niños jugar, a las familias convivir. Esto es el futuro de la ciudad", agregó.

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Testimonios de turistas

Los testimonios de los turistas también son unánimes en su admiración. "Habíamos escuchado del parque, pero no nos imaginábamos algo así de grande", comenta Paula, una visitante de la Ciudad de México que, con su hija en brazos, observa los vagones que adornan el parque.

"Es un lugar para pasar el día entero. Hay de todo para todos. Es increíble que Mérida tenga ahora un espacio de esta magnitud y tan bien cuidado".

Una ciudad que valora lo esencial

Desde la perspectiva de los que observamos, lo que sucede cada domingo en Mérida va más allá de un simple paseo en bicicleta o una tarde en el parque. Es un reflejo de una ciudad que valora la convivencia, el espacio público y la familia.

Es la postal de una sociedad que, en pleno ajetreo de las vacaciones, se permite una pausa para reconectar con lo simple y lo esencial: la alegría de compartir un momento al aire libre, bajo el cálido sol de la capital yucateca.