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Muchas de las tecnologías que definieron a generaciones enteras hoy viven solo en la memoria colectiva. Desde dispositivos portátiles hasta formatos de reproducción que alguna vez parecieron revolucionarios, estos inventos marcaron una época, transformaron hábitos y cambiaron la forma en que nos comunicábamos, jugábamos o trabajábamos.

Sin embargo, con el avance acelerado de la innovación digital, muchas de estas herramientas han quedado en el olvido. En esta nota, hacemos un recorrido por algunas de esas tecnologías que ya no usamos, pero que dejaron huella en la historia y en la vida cotidiana de millones.

Cabinas telefónicas

Durante los años 80 y 90, era común ver a personas haciendo fila para usar una cabina, muchas veces con una moneda de cinco pesos en la mano o una tarjeta Ladatel, tecnología que representó la transición hacia un sistema más moderno dentro de lo público. Las cabinas ofrecían cierta privacidad, resguardadas por puertas de vidrio o acrílico, y funcionaban como un punto de conexión vital, especialmente en comunidades donde no había teléfono en casa.

¿Te acuerdas de esto? Tecnología que quedó en el pasado

Con la llegada de los celulares y el internet móvil, las cabinas telefónicas fueron quedando en el olvido, pasando de ser indispensables a elementos urbanos en desuso. Hoy, muchas se han desmantelado, otras sobreviven como testigos mudos de una era en la que hablar por teléfono desde la calle implicaba buscar cambio, marcar con cuidado y, a veces, esperar bajo el sol o la lluvia.

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Teléfono fijo de disco

Antes de los botones, pantallas táctiles y asistentes de voz, los teléfonos fijos de disco eran el corazón de la comunicación en casa. Estos aparatos, populares en México desde mediados del siglo XX hasta los años 80, funcionaban con un disco rotatorio que tenía orificios numerados del 0 al 9. Para marcar un número, las personas introducían el dedo en el orificio correspondiente y giraban el disco hasta topar con un tope metálico. Cada giro generaba una serie de pulsos eléctricos que el sistema telefónico interpretaba para conectar la llamada.

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Además de su diseño icónico —generalmente de colores sólidos, con auricular pesado y cable en espiral—, estos teléfonos exigían paciencia y precisión, especialmente si se cometía un error al marcar y había que empezar desde cero. Eran robustos, duraderos y muchas veces heredados entre generaciones.

En México, Telmex popularizó los teléfonos de disco en los hogares urbanos, mientras en zonas rurales su llegada fue más tardía. Con el tiempo, los modelos de botones reemplazaron al disco, y más adelante, la telefonía móvil los desplazó casi por completo. Aun así, muchos conservan uno como objeto decorativo, pieza de colección o símbolo de una época donde hablar por teléfono era un acto más pausado, íntimo y planificado.

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Biper o pager

Los bipers o pagers fueron una herramienta clave para estar localizable, especialmente entre profesionales como médicos, técnicos y personal de emergencias. En México, su uso se popularizó entre los años 80 y 90, aunque ya existían desde décadas antes en otros países.

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Foto: Mercado Libre

Estos pequeños dispositivos recibían mensajes numéricos o de texto corto que alertaban al usuario mediante una vibración o pitido. Para responder, era necesario buscar un teléfono fijo o una cabina telefónica, lo que convertía el acto de comunicarse en una especie de “ida y vuelta” constante. Aun así, tener un biper significaba estar “conectado” en un mundo sin smartphones.

Foto: Mercado Libre

El funcionamiento era simple: una persona llamaba a una central o marcaba un número especial, dejaba un mensaje, y este llegaba como notificación al dispositivo del usuario. Algunos modelos más avanzados ya permitían recibir mensajes de texto alfanuméricos, pero la mayoría se limitaba a mostrar números —como un número de teléfono al que devolver la llamada.

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En su momento, los bipers fueron símbolo de estatus y eficiencia, especialmente en entornos corporativos o de atención médica. Sin embargo, con la llegada de los celulares a precios más accesibles y la expansión de la red móvil en México, los bipers quedaron obsoletos a inicios de los 2000. Hoy sobreviven solo como un recuerdo curioso de una etapa intermedia entre la comunicación analógica y la era digital.

Fax

Antes de que el correo electrónico y los escáneres digitales dominaran las oficinas, el fax fue la tecnología clave para enviar documentos rápidamente a larga distancia. En México, su uso se popularizó desde los años 80 y alcanzó su máximo auge durante los 90, especialmente en empresas, oficinas gubernamentales y despachos legales.

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El funcionamiento del fax consiste en escuchar y traducir una imagen impresa en señales eléctricas que se transmiten vía líneas telefónicas, para luego reproducirla en papel en la máquina receptora. Esta tecnología permitió, por primera vez, compartir contratos, facturas y documentos legales sin necesidad de enviarlos físicamente por mensajería, acelerando procesos administrativos y comerciales.

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Aunque el fax parecía revolucionario en su momento, con la masificación de Internet y el correo electrónico a finales de los 90 y principios de los 2000, su uso comenzó a disminuir considerablemente. Sin embargo, en algunos sectores y países, el fax siguió siendo un recurso fiable durante años por su sencillez y seguridad.

Video Home System (VHS)

Durante las décadas de 1980 y 1990, el Video Home System (VHS) revolucionó la forma en que las familias mexicanas consumían entretenimiento audiovisual. Esta tecnología permitió grabar y reproducir películas, programas y videos caseros en cintas magnéticas, cambiando para siempre la dinámica del ocio en casa.

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El VHS, desarrollado por JVC, ganó popularidad frente a formatos competidores como Betamax gracias a su mayor duración de grabación y accesibilidad. En México, los videoclubes se convirtieron en puntos clave para alquilar cintas, donde se podía elegir desde clásicos del cine hasta estrenos recientes, facilitando el acceso a contenidos que antes solo se veían en televisión o cine.

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Además de la reproducción, el VHS facilitó la grabación de programas de televisión y eventos familiares, convirtiéndose en la primera forma de almacenar imágenes en video en casa. Muchas generaciones crecieron con las clásicas cintas y sus cajas coloridas, y aprendieron a manejar los tocadiscos VHS con controles manuales para avanzar, rebobinar o pausar.

Con la llegada del DVD y, posteriormente, el streaming digital, el VHS fue desplazado paulatinamente. Actualmente, aunque su uso es prácticamente nulo, el VHS permanece como un ícono nostálgico de la cultura audiovisual de finales del siglo XX en México y el mundo.

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Cassette de audio

los cassettes de música eran el formato más popular para escuchar canciones en casa, en el auto o con un walkman. Este formato, también conocido como cassette de audio o cassette compacto, dominó el mercado musical desde los años 70 hasta bien entrados los 90, convirtiéndose en un ícono de varias generaciones.

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Cada cassette contenía una cinta magnética enrollada entre dos carretes, que almacenaba el audio de forma analógica. Para escucharlo, solo bastaba con insertarlo en una grabadora, un minicomponente o un reproductor portátil. Era común que las personas rebobinaran la cinta con un lápiz (sí, literalmente) para ahorrar batería o regresar rápidamente a su canción favorita.

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En México, los cassettes no solo servían para escuchar álbumes de artistas nacionales e internacionales, sino también para grabar música de la radio, hacer compilaciones personalizadas (los famosos “mix tapes”) o incluso grabar mensajes de voz. Eran personales, accesibles y fáciles de intercambiar.

Aunque su calidad de sonido era inferior al CD, su valor emocional y su vínculo con el acto físico de escuchar música los hizo inolvidables. Con la llegada del disco compacto y la música digital, los cassettes comenzaron a desaparecer. Aun así, en los últimos años han tenido un resurgimiento nostálgico entre coleccionistas y músicos independientes que buscan recuperar su estética y calidez sonora.

Máquina de escribir

Funcionaba de manera mecánica o electromecánica: al presionar una tecla, una palanca metálica con la letra correspondiente golpeaba una cinta entintada sobre una hoja de papel, dejando impresa la letra. No había margen de error: si te equivocabas, debías usar corrector líquido o empezar de nuevo. Esta limitación exigía concentración y precisión en cada palabra escrita.

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En México, las máquinas de escribir estuvieron presentes en despachos jurídicos, redacciones de periódicos, oficinas gubernamentales y hasta en las aulas de mecanografía. Marcas como Olivetti, Smith-Corona, Remington y Brother fueron muy populares, y muchas personas aprendieron mecanografía como parte de su formación académica o técnica.

Más allá de su uso profesional, la máquina de escribir representaba una herramienta de empoderamiento intelectual y creativo, especialmente para periodistas, escritores y estudiantes. Con la llegada de las computadoras personales en los años 80 y 90, su uso fue decayendo poco a poco, hasta volverse obsoleta.

Hoy en día, la máquina de escribir sobrevive como objeto de colección, símbolo vintage o herramienta alternativa para quienes buscan una escritura más lenta, deliberada y sin distracciones digitales.

Walkman y Discman

Walkman

El Walkman fue lanzado por Sony en 1979 y llegó a México poco después, convirtiéndose en un objeto de deseo entre adolescentes y melómanos de los años 80 y 90. Este pequeño reproductor de cassettes funcionaba con pilas y permitía escuchar música con audífonos sin necesidad de una gran grabadora. Su diseño compacto, liviano y funcional revolucionó la manera de consumir música.

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En su momento, tener un Walkman era símbolo de modernidad, independencia y estilo. Permitía hacer tus propios “mix tapes” o llevar contigo el álbum de tu banda favorita, disfrutando una experiencia completamente personal.

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Discman

Con la llegada del CD (Compact Disc), Sony lanzó el Discman en los años 90 como sucesor del Walkman. Este reproductor portátil de discos compactos ofrecía una mejor calidad de sonido y mayor capacidad de almacenamiento en comparación con el cassette.

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Aunque inicialmente era más costoso y sensible a los movimientos (los primeros modelos “salteaban” si no se mantenían estables), su diseño fue mejorando hasta convertirse en otro objeto indispensable para llevar la música contigo. Muchos adolescentes mexicanos lo llevaban en sus mochilas escolares, junto con un estuche lleno de discos favoritos.

Ambos dispositivos representaron una transición entre lo analógico y lo digital, y marcaron el camino hacia la evolución de la música portátil. Hoy, tanto el Walkman como el Discman son recordados con cariño por quienes vivieron la época en que rebobinar un cassette o cambiar de CD era parte de la rutina musical diaria.

Consolas de música

Estos muebles multifuncionales, que combinaban radio AM/FM, tocadiscos y, en modelos más avanzados, reproductores de casetes o cartuchos 8-track, eran símbolos de estatus y modernidad en los hogares mexicanos de las décadas de 1960, 1970 y parte de los 80.

Foto: Morton Subastas

Lo que las hacía únicas no solo era su función, sino también su diseño: grandes, robustas, hechas de madera y con acabados artesanales o industriales, muchas veces decoraban la sala o el comedor como si fueran parte del mobiliario. Dentro, escondían altavoces integrados y compartimentos para guardar discos de vinilo.

En México, marcas como Marsa, Sonolor, Zenith, RCA Víctor y Magnavox ofrecieron modelos nacionales o ensamblados en el país, a precios accesibles para la clase media emergente. Algunas consolas incluían luces, ecualizadores manuales y tapas corredizas, lo que las convertía en verdaderos centros de audio todo en uno.

Foto: Morton Subastas

Escuchar música en una consola no era algo individual ni portátil: era una experiencia familiar y social, donde se colocaba un disco, se ajustaba el volumen, y la música llenaba toda la casa. Desde boleros hasta rock, pasando por música tropical o ranchera, estas consolas ayudaron a formar el gusto musical de generaciones enteras en México.

Foto: Morton Subastas

Enciclopedia Encarta

Antes de que Wikipedia y Google se volvieran las fuentes más comunes para buscar información, Encarta fue la gran revolución del conocimiento digital en los hogares. Lanzada por Microsoft en 1993, esta enciclopedia multimedia llegó a México a mediados de los 90 y se distribuía principalmente en CD-ROM (y más tarde en DVD), requiriendo una computadora para acceder a ella.

Encarta ofrecía miles de artículos, imágenes, videos, mapas interactivos, animaciones y hasta clips de audio. Para estudiantes y profesores, representaba un salto enorme frente a las enciclopedias impresas tradicionales:

  • Búsqueda rápida mediante palabras clave.
  • Contenido constantemente actualizado en nuevas ediciones anuales.
  • Recursos multimedia que hacían el aprendizaje más visual y atractivo.

En México, era común encontrarla instalada en las computadoras familiares o en las aulas de informática de las escuelas, convirtiéndose en la herramienta por excelencia para hacer tareas.

Su popularidad empezó a caer a inicios de los 2000 con el auge del internet y el surgimiento de Wikipedia (2001), que ofrecía información gratuita y en constante actualización. Microsoft anunció el fin de Encarta en 2009, marcando el cierre de una era en la que buscar datos no dependía de estar conectado a la red.

Teléfonos celulares Nokia

En la década de 1990 y principios de los 2000, Nokia se convirtió en sinónimo de teléfono celular. La compañía finlandesa, fundada en 1865 (originalmente como una fábrica de papel), comenzó a fabricar dispositivos móviles en los años 80, pero su auge mundial llegó entre 1998 y 2008, cuando fue líder indiscutible del mercado.

Los Nokia eran reconocidos por su resistencia física. Modelos como el Nokia 3310 se ganaron fama de “indestructibles” gracias a sus carcasas robustas y baterías de larga duración, que podían rendir varios días sin recarga.

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Su diseño era sencillo: pantallas monocromáticas (y más tarde a color), antenas integradas, teclados físicos y carcasas intercambiables que permitían personalizar el aspecto del teléfono.

Aunque hoy parezcan básicos, en su momento los Nokia ofrecían innovaciones como:

  • Mensajes SMS y más tarde MMS.
  • Juegos icónicos como Snake 🐍.
  • Tonos de llamada polifónicos y personalizables.
  • Linterna integrada en algunos modelos.
  • Herramientas como calculadora, calendario y despertador.

A pesar de su dominio, Nokia no logró adaptarse con rapidez a la llegada de los teléfonos inteligentes y las pantallas táctiles. Su sistema operativo Symbian quedó rezagado frente a Android y iOS. En 2014, Microsoft compró su división de móviles, pero la marca perdió el protagonismo que tuvo en su época dorada.

Hoy en día, modelos como el 3310 o el 1100 son recordados por su simplicidad, resistencia y autonomía. Incluso, Nokia relanzó versiones modernas de estos clásicos para el mercado nostálgico, manteniendo su esencia pero con algunas funciones actuales.