Recuperar la Ciudad
Juan Carlos Rojo Carrascal
Las ciudades del siglo XXI sufren las consecuencias del modelo desarrollado a lo largo del siglo pasado. Hoy afloran notables deficiencias que percibimos como algo “normal” en ellas. Una gran parte de la ciudadanía enfrenta padecimientos de salud producto de la contaminación del aire, del suelo o del agua, incluso derivados de ruidos o estrés urbano. Se contabilizan además muchas pérdidas de vida por hechos viales —siempre evitables—, así como la carencia de áreas verdes o de espacios accesibles para el ocio y la recreación, que son derechos recomendados por la ONU. Incluso hay mucho déficit de vivienda digna o servicios básicos —que otros gozan sin dificultad— como el agua, la energía eléctrica, recolección de basura o la seguridad, transporte o alumbrado público.
Recuperar la ciudad implica que la ciudadanía tenga acceso a ella y a todos sus servicios en iguales condiciones. Lograrlo requiere de la gobernanza colaborativa como herramienta para sumar la participación de todos los sectores involucrados, incluida la ciudadanía. Esta labor debe ser liderada por los Institutos Municipales de Planeación Urbana (IMPLANES). Lamentablemente, estos organismos han sido minimizados —en su mayoría— a una oficina más del ayuntamiento desperdiciando así la oportunidad de ser los organismos técnicos promotores del urbanismo inclusivo, justo y democrático.
Los IMPLANES nacieron en México para ser la herramienta técnica que promueva los cambios en las ciudades y encabecen los procesos de participación ciudadana para desarrollar una visión estratégica de ciudad y definir con ello el camino a seguir para beneficiar a toda la población y no sólo a un sector. Ejemplo de esto es cuando se hacen obras que benefician a los automovilistas y con ellas afectan cada vez más a quienes caminan o deciden moverse en bicicleta. De igual forma se pueden mencionar grandes injusticias que suceden en las ciudades con la aprobación de desarrollos inmobiliarios que inciden directamente en el servicio de energía eléctrica o agua de otros sectores o que provocan impactos ambientales que derivan en padecimientos de salud de poblaciones vulnerables.
La carencia de un proyecto de ciudad es común en las ciudades. Suele suceder que no sabemos qué tipo de ciudad queremos ser y esto termina provocando la anarquía urbana en muchos de los casos. Sucede que el comerciante solo ve por lo que pasa frente a su negocio, la administración municipal en turno promueve proyectos que prometan votos y garanticen futuro político y la ciudadanía aboga por lo que pasa en su entorno inmediato como la instalación de un semáforo o la pavimentación de su calle. Aquí es donde los IMPLANES actúan como integradores de las estrategias que una ciudad requiere para salir a flote bajo los preceptos del desarrollo urbano sostenible y evitar así la dispersión urbana como si fuera lo mejor que a una ciudad le pudiera pasar. Los IMPLANES pueden ser la mejor inversión para las ciudades, siempre que tengan una estructura orgánica profesional, capacitada y lo suficientemente creativa para asegurar que aún es posible recuperar las ciudades.
Sigamos conversando: juancarlosrojo@uas.edu.mx