Nacido al lado del fogón de la cocina de su abuela, en una comunidad indígena de extrema pobreza y víctima de bullying y discriminación por su forma de hablar español, Hugo Aguilar Ortiz llega a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) con el respaldo de 6.1 millones de votos. Asegura que llega para plantar cara a los poderes constitucionales, fácticos y económicos.
De la pobreza al Alto Tribunal
La suerte del próximo presidente de la Corte parecía encaminada a emigrar “de mojado” al norte, como muchos hombres de la mixteca oaxaqueña. Durante el sexenio de Carlos Salinas, durmió sobre un cartón en condiciones paupérrimas. Estuvo a punto de abandonar sus estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Oaxaca, pero un giro en su vida lo cambió todo: su familia vendió un terreno para financiar su carrera universitaria.
Su abuela materna vivía en una casa de “palos, casi un corral” y fue quien vendió el terreno que permitió a Hugo estudiar. Años después, él pudo recomprar el terrenito. Agradece profundamente a sus padres, no solo por los recursos económicos, sino por su formación y convicción.

Originario de Villa de Guadalupe Victoria, en San Miguel el Grande, Oaxaca, Hugo creció entre carencias, el campo y la escuela rural. Su padre fue maestro rural y su abuela fue partera, quien asistió en su nacimiento.
Educación marcada por discriminación
Tuvo que dejar su pueblo para estudiar la secundaria, donde sufrió bullying por su forma de hablar español. Esta experiencia lo marcó, pero también lo fortaleció: se aferró a sus estudios y se convirtió en una excepción en la Sierra Mixteca.
Durante la universidad, se involucró en movimientos sociales en defensa de los pueblos indígenas. Participó como asesor zapatista y fue parte de los diálogos de San Andrés junto a Adelfo Regino. Organizó foros sobre realidades indígenas, negras y populares, aunque entonces el Estado no escuchaba esas voces.
Inspiración zapatista y reforma judicial
Admira al subcomandante Marcos por su entrega a la causa. Reconoce que movimientos como el EZLN y Lucio Cabañas en Guerrero contribuyeron a forjar un Estado pluricultural a través de reformas constitucionales. Una de ellas, la reforma judicial, permitió que alguien como él pudiera llegar a la Corte.
En entrevista con 24 HORAS, Aguilar se define como aficionado a andar en bicicleta y libre de intereses que puedan influir en su gestión. Llega con la convicción de:
- Sentar las bases de la transformación del Poder Judicial
- Imponer cero tolerancia a la corrupción
- Abrir la SCJN a sectores históricamente olvidados
“No va a haber diálogo en lo oscurito, ni arreglos debajo de la mesa con nadie, con nadie es con nadie”, afirma contundente.
Reconoce que será difícil evitar las presiones, ya que todos los grupos buscan defender sus intereses, pero asegura que su independencia no está en juego:
“Escucharemos razonamientos y pruebas, pero eso no influirá en nuestras decisiones”.