Lo que prometía ser un tributo a la genialidad de Roberto Gómez Bolaños terminó pareciendo un ajuste de cuentas. La serie biográfica de Chespirito, creada y producida por su hijo Roberto Gómez Fernández, destapa viejos pleitos con nombres y apellidos, y da la impresión de tener más agenda personal que intención artística.
La producción rescata momentos icónicos de los personajes más queridos de la televisión mexicana, pero no escatima en mostrar a Florinda Meza como la gran villana de la historia.
Los episodios están claramente diseñados para presentar a Graciela Fernández, madre del productor, como la mujer brillante, víctima y verdadera musa del genio creativo de Chespirito. Se enaltece su inteligencia, se subraya su apoyo incondicional, y se reescribe la narrativa del rompimiento marital como consecuencia directa de la intromisión de Florinda.
¿Casualidad o ajuste de cuentas? Para muchos, este homenaje a su madre se siente más como una venganza calculada que como una historia objetiva.
La Chilindrina, interpretada por María Antonieta de las Nieves, es retratada como la hija simbólica, la niña que más lo comprendía y que se quedó con el personaje porque lo conocía mejor que nadie.
En cambio, Florinda es dibujada como una mujer dominante, celosa y ambiciosa, cuyo ascenso en el grupo fue visto con recelo. No sorprende que Carlos Villagrán (Quico) decidiera salir del programa por no tolerar la relación entre Chespirito y Meza. Hoy lo cuentan como un pleito profesional, pero la serie lo aborda como un conflicto provocado por tensiones personales y favoritismos.
Y aunque la historia gira en torno a la vida de Roberto Gómez Bolaños, no faltan los guiños maliciosos hacia otras figuras del medio. A Lucía Méndez, por ejemplo, le lanzan una pedrada sutil pero directa, insinuando que su carrera creció gracias a un supuesto romance con Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre. La misma actriz ha negado esas versiones, pero en esta producción, los "guiños" funcionan como dardos.
Los seguidores más nostálgicos agradecerán ver la recreación de los personajes que marcaron su infancia, pero no todos están contentos. Mientras la serie intenta contar la vida de un ídolo, termina reabriendo heridas entre compañeros, sacando trapos sucios y dejando en claro que las familias Gómez y Meza siguen divididas.
En los créditos no aparece Florinda Meza como colaboradora ni asesora del guión, y eso también dice mucho. Más que una ausencia, es un mensaje. La pregunta ahora es si este "homenaje" logrará hacer justicia a la figura de Chespirito o si lo reducirá a una guerra de versiones entre quienes compartieron la gloria y ahora compiten por la última palabra.
FACEBOOK y YOUTUBE Ana María Alvarado
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