Colocan tendedero de deudores alimentarios en Mérida para visibilizar violencia económica contra mujeres y niños en Yucatán.
Foto: Juan Manuel Contreras/ Colocan tendedero de deudores alimentarios en Mérida para visibilizar violencia económica contra mujeres y niños en Yucatán.
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Con la intención de visibilizar la violencia económica que enfrentan miles de mujeres en Yucatán, integrantes de la asociación civil Mamá Hija e Hijo en Libertad y del colectivo Ley Sabina colocaron esta mañana un tendedero de deudores alimentarios en Mérida, justo frente a los Juzgados Familiares.

Luz Denise Mesa Morales, fundadora y directora de la asociación, explicó que este tendedero funciona como una denuncia pública contra hombres que incumplen con su responsabilidad económica hacia sus hijos e hijas.

Tendedero de deudores alimentarios en Mérida

“Trabajamos por el bienestar mental y emocional de mujeres, niñas, niños y adolescentes”, subrayó.

Violencia económica: un daño invisible para madres y niños en Yucatán

La activista afirmó que convivir con un deudor alimentario implica una violencia constante, muchas veces ignorada por la sociedad.

La violencia económica genera estrés, ansiedad y depresión en las madres. Esto afecta su salud mental y limita su capacidad para ofrecer una crianza libre y respetuosa”, destacó.

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Además, el impacto en la infancia resulta igualmente preocupante. Cuando no se cubren las necesidades básicas, se vulneran derechos fundamentales como el acceso a una vida digna, a la educación y al desarrollo pleno, explicó Mesa Morales.

Desigualdad estructural y lentitud judicial agravan el problema

Más allá del abandono económico, las madres enfrentan una doble jornada laboral y una profunda desigualdad estructural. Muchas no cuentan con estudios ni acceso a empleos formales porque deben cuidar solas a sus hijos. A esto se suma la brecha salarial, que empeora la situación, señaló la activista.

Además, criticó la lentitud y complejidad del sistema judicial en casos de pensión alimenticia o guarda y custodia. “Un juicio puede tardar hasta dos años, y si el agresor tiene recursos, puede alargar el proceso con apelaciones y amparos”, agregó.

Este tendedero de deudores alimentarios en Mérida se suma a otras acciones ciudadanas que exigen al estado actuar con mayor firmeza para garantizar una justicia pronta y efectiva para madres e hijos.