La esperada “28 años después” marca el regreso de Danny Boyle y Alex Garland al universo postapocalíptico que iniciaron con “28 Days Later” (2002) y continuaron con “28 Weeks Later” (2007). Esta nueva entrega de la trilogía de infectados no solo amplía el universo con un enfoque visualmente impactante, sino que ofrece una reflexión profunda sobre la pérdida, la memoria y la condición humana en un mundo devastado.
La película comienza con una escena inquietante y simbólica: un grupo de niños en las Tierras Altas de Escocia ve un episodio de los "Teletubbies" justo cuando estalla una nueva ola del virus que convierte a los humanos en monstruos carnívoros. La paz infantil se rompe brutalmente cuando una horda invade la cabaña.
En medio del caos, un niño escapa y llega hasta su padre, un sacerdote que interpreta la masacre como una profecía bíblica. Aunque el padre es consumido por la violencia, el niño sobrevive. Su destino, sin embargo, no se revelará hasta el final de la historia.

A diferencia de las entregas anteriores, “28 años después” nos aleja de Londres y nos traslada a Holy Island, en Northumberland, una comunidad aislada rodeada por agua y protegida por las mareas. Allí conocemos a Spike (Alfie Williams), un niño de 12 años que se prepara para su primer rito de iniciación: una cacería junto a su padre Jamie (Aaron Taylor-Johnson). Este nuevo entorno nos muestra una sociedad casi sectaria, marcada por el aislamiento, el fanatismo religioso y la supervivencia como forma de vida.
Lo que sigue es una mezcla entre cuento de hadas retorcido y película de infectados. Spike, que cuida a su madre enferma (Jodie Comer), comienza a cuestionar la autoridad de su padre después de un encuentro con una criatura conocida como "El Alfa", un infectado corpulento, veloz e inquietantemente inteligente. La aparición de este nuevo tipo de infectado desencadena un viaje peligroso y emocional hacia el continente, en busca de una posible cura.

Durante su travesía, Spike se enfrenta a criaturas deformes, una infectada embarazada, un soldado sueco y figuras extrañas que le recuerdan más a los personajes de un oscuro cuento de los Hermanos Grimm que a los monstruos del cine de terror convencional. Garland y Boyle relegan la acción frenética a un segundo plano y apuestan por una atmósfera onírica, donde los horrores del mundo exterior conviven con paisajes verdes, silencios tensos y momentos de reflexión.
Visualmente, la película es muy digna. El director de fotografía Anthony Dod Mantle crea una paleta de colores envolvente, casi surrealista, que contrasta con el grunge urbano de “28 Days Later”. El uso de música etérea —especialmente de Young Fathers— y los montajes con imágenes de archivo de guerra o programas infantiles como los "Teletubbies" generan un tono desconcertante que refuerza la crítica al militarismo y la alienación contemporánea.

“28 años después” introduce ideas que no desarrolla del todo y posiblemente las deja para la próxima entrega, algo particularmente molesto. Prácticamente todos los infectados no parecen tener reacción alguna al dolor, excepto por una, que además protagoniza una de las escenas más raras. El problema es que hay varias cosas que no tienen explicación, pero por la forma en que son presentadas sí la necesitan.
28 años después se siente como dos cintas en una. Por una parte tenemos ese viaje con el padre para conocer el mundo y luego la odisea con la madre, momento en que la obra se convierte en un "coming to age" para Spike. Ese viaje no es solo una huida del peligro, sino una búsqueda de identidad, esperanza y redención.

Las actuaciones elevan aún más la propuesta. Jodie Comer aporta una mezcla de vulnerabilidad y fuerza a su personaje; Ralph Fiennes, en un papel enigmático, ofrece una presencia inquietante y compasiva; y Alfie Williams brilla como un niño que crece prematuramente en medio del caos. El guion evita la nostalgia forzada y se enfoca en construir nuevos mitos, nuevos monstruos y nuevas preguntas, pero no las responde todas.
Lo bueno y lo malo
Lo bueno
*Una estética diferente a las dos anterior cintas, pero que tiene su propia personalidad.
*introducción de nuevos infectados.
*Toda la cinta te mantiene interesado.
Lo malo
*Plantea situaciones que, de cierta forma, necesitan una respuesta, y todo indica que esta llegará hasta la próxima cinta, posiblemente..
*Da la impresión de ignorar las dos primeras cintas para centrarse en una nueva dirección. Será necesario esperar a la segunda parte —y quizá a una tercera— para determinar si se restablece la conexión con las entregas originales.

¿Es recomendable 28 años después?
Como fan de la saga, debo decir que 28 años después me dejó un sabor agridulce, aunque, sin duda, los aspectos positivos superan a los negativos. La película ha dividido opiniones de forma extrema, principalmente porque muchos esperábamos una continuación directa de lo planteado en las dos primeras entregas.
En cambio, nos encontramos con una obra que incluso puede disfrutarse sin haber visto las anteriores. Definitivamente no fue lo que esperaba, y aunque la historia me mantuvo entretenido durante toda su duración, debo admitir que imaginaba otro tipo de desarrollo. Un verdad innegable es que no es la mejor de la saga.
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