Foto: cuartoscuro.com

Aunque Yucatán se encuentra por debajo de la media nacional en embarazo adolescente, la doctora Ligia Vera Gamboa, médica y activista por los derechos humanos, aclaró que este no es un motivo para celebrar, sino un llamado a redoblar esfuerzos, especialmente en los municipios donde los embarazos en niñas y adolescentes ocurren con mayor frecuencia.

Todos los municipios deberían realizar acciones para prevenir embarazos en niñas y adolescentes, especialmente aquellos que representan focos rojos”, sostuvo la doctora en entrevista. Aplaudió que el ayuntamiento de Mérida haya implementado recientemente estrategias locales, pero dijo que estas deberían replicarse en el resto del estado.

Los números en embarazos adolescentes

Según datos de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea), de 2015 a 2023 la tasa de fecundidad en adolescentes de 15 a 19 años descendió a nivel nacional de 72.4 a 60.3 nacimientos por cada mil jóvenes. En Yucatán, la cifra para ese rango fue de 37.22, por debajo del promedio nacional de 41.8, lo que ubicó al estado en el lugar 24 de 32.

Piden replicar acciones para evitar embarazos juveniles
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Sin embargo, la cifra que requiere más atención es la de niñas de 10 a 14 años: “en Yucatán, la tasa de fecundidad fue de 1.46 por cada mil niñas, apenas por debajo del promedio nacional de 1.55. Esto nos coloca en el lugar 16, lo cual es grave, porque estamos hablando de embarazos forzados, en su mayoría resultado de violencia sexual”, advirtió.

Vera Gamboa recordó que el embarazo infantil es una grave violación a los derechos humanos.Una niña de 10 años no puede ni debe ser madre. Su cuerpo está aún en desarrollo, necesita nutrientes para su crecimiento y, sin embargo, debe compartirlos con otro ser. Esto la expone a anemia, desnutrición, preeclampsia, cesáreas obligadas y partos prematuros”, explicó.

Riesgos del embarazo adolescente

Además de los riesgos físicos, añadió, los embarazos infantiles y adolescentes impactan la salud mental y emocional de las menores. “Son niñas que deberían estar jugando, estudiando, formándose. Su proyecto de vida se trunca. En muchas ocasiones, ni siquiera se reconoce que son víctimas de violencia sexual”, lamentó.

La especialista precisó que en el país ya existe la Ruta de Atención a Niñas y Adolescentes Embarazadas que busca detectar de manera temprana los embarazos, brindar atención médica oportuna y, en su caso, permitir la interrupción legal del embarazo cuando así lo contempla la ley y lo desea la menor.

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La educación integral en sexualidad es impostergable y debe aplicarse con perspectiva de género, con información científica, con inclusión de todas las variantes y con herramientas psicoafectivas. Hay que enseñar a las niñas y adolescentes a conocer su cuerpo, a respetarse, a identificar situaciones de violencia, y darles herramientas emocionales para evitar embarazos forzados”, subrayó.

En ese sentido, destacó que la Nueva Escuela Mexicana ha incorporado estos contenidos como parte de su modelo educativo. “Eso debe acompañarse de entornos seguros, respetuosos, donde las niñas puedan aprender a decidir sobre su cuerpo y su vida”.

Para ella, es claro que en todo Yucatán se necesita reforzar el trabajo desde los gobiernos municipales, en coordinación con el Grupo Estatal para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, y bajo los lineamientos de la Enapea.

“No podemos seguir permitiendo la impunidad de los agresores. Mientras no se articule bien la respuesta institucional, mientras no haya justicia para las niñas víctimas de violencia sexual, los embarazos infantiles seguirán ocurriendo”, concluyó.

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