Durante décadas, se ha promovido la idea de que ser hombre implica ser fuerte, proveedor y emocionalmente reservado. Sin embargo, este paradigma está cambiando. El especialista en desarrollo humano Lodieu advierte que el rol de proveedor exclusivo genera presión, estrés y sensación de fracaso personal cuando no se cumple con los estándares sociales de éxito material.
“Si no somos buenos proveedores, no valemos tanto”, mencionó Lodieu. Esta creencia afecta profundamente el bienestar emocional del padre y su vínculo con la familia.
No obstante, el modelo tradicional de paternidad presenta dos fallas críticas. En primer lugar, muchos padres dedican la mayor parte de su tiempo al trabajo con el objetivo de que a sus hijos “no les falte nada”; sin embargo, en ese esfuerzo constante, terminan ausentes en lo más importante: su presencia emocional y afectiva.
En segundo lugar, al asumir por completo el rol de proveedor, se pierde la oportunidad de involucrarse en otras áreas fundamentales de la vida familiar, como el cuidado diario, las tareas del hogar, la construcción de vínculos con la pareja e hijos, y el desarrollo personal.
Ante este escenario, la pregunta clave es: ¿cómo transformar esta forma de ser padre?

Paternidad moderna: romper mitos y redefinir el éxito
Lodieu propone desaprender los mandatos tradicionales y comenzar a cuestionar qué significa verdaderamente el éxito para un padre. ¿Se mide solo en ingresos y bienes materiales? Para el especialista, el éxito también radica en la calidad de las relaciones familiares, el tiempo compartido y el crecimiento emocional conjunto.
Este enfoque conlleva un ejercicio de introspección: identificar prioridades personales, establecer límites sanos y asumir que no se puede estar al 100% en todos los roles todo el tiempo.
Tiempo de calidad y presencia plena en la crianza
La paternidad consciente propone una transformación de fondo: ser un padre presente, auténtico y vulnerable. Se trata de:
- Estar emocionalmente disponible.
- Escuchar sin juzgar.
- Promover el juego, la empatía y el respeto mutuo.
“Dejarlos ser niños y niñas, no adultos prematuros”, subrayó Lodieu. La conexión se logra a través de una presencia activa, no con la cantidad de horas, sino con su calidad.

Corresponsabilidad: clave para el equilibrio familiar
El especialista insiste en un concepto central: la corresponsabilidad. Esto implica compartir las tareas del hogar y de crianza en tres fases fundamentales:
- Conceptualización: definir el qué.
- Planeación: decidir el cómo.
- Ejecución: hacer que ocurra.
Lodieu subraya que los hombres suelen involucrarse solo en la última etapa, dejando de lado la carga mental que suele recaer en las mujeres. Para evitar este desbalance, propone establecer una comunicación clara, con acuerdos sostenidos desde el respeto y la equidad.
Empatía, observación y conexión antes de la corrección
Observar más y juzgar menos es otro de los pilares de la paternidad consciente. En lugar de etiquetar o emitir juicios sobre los comportamientos de los hijos, es fundamental conectar desde la comprensión.
Lodieu recomienda ofrecer opciones a los niños, por ejemplo: “¿Prefieres lavarte los dientes después del baño o antes de cenar?”. Esto no solo los hace partícipes de las decisiones, sino que fortalece su autoestima y su capacidad de elección.

Estadísticas que revelan el desbalance de género
Datos del Inegi muestran que la responsabilidad de las labores domésticas y de cuidados recae principalmente en las mujeres. Ellas destinaron 63.7 horas de su tiempo de trabajo total a tales actividades y 33.8 horas de cada 100 al mercado de trabajo.
Las actividades de los hombres se orientaron al mercado de trabajo y a la producción de bienes de autoconsumo, con 69.0 y 3.0 % de su trabajo total, respectivamente. En complemento, los hombres destinaron 27.9 de cada 100 horas a las labores domésticas y de cuidados.
Por ello, la construcción de una nueva paternidad conlleva empatía, corresponsabilidad y presencia emocional activa.