Gigantes gentiles es la frase que mejor define a los participantes de El hombre más fuerte del mundo, la prestigiosa competencia que se realiza cada año en Estados Unidos y que este 2025 reunió a colosos de distintas partes del mundo para demostrar que fuerza y sensibilidad pueden ir de la mano.
A simple vista parecen intimidantes. Miden más de dos metros, cargan piedras gigantes, levantan pesas imposibles y consumen más de 6,000 calorías al día. Pero detrás de su musculatura, hay historias de lucha contra los estereotipos, de amor por el arte, la ciencia o la diversidad, y sobre todo, de una comunidad que se apoya y desafía los prejuicios.

El hombre más fuerte del mundo: una competencia que desafía estereotipos
Desde 1977, El hombre más fuerte del mundo ha reunido a atletas extremos. Este año, figuras como Eddie Williams, un maestro y cantante australiano, y Mitchell Hooper, fisioterapeuta canadiense, dejaron claro que no se trata solo de músculo.
“Somos más que fuerza bruta”, afirma Hooper. “Muchos tenemos educación superior y entrenamos para desafiarnos física y mentalmente”. Su voz se suma a la de Rob Kearney, conocido como el gay más fuerte del mundo, quien usó su imagen para visibilizar la diversidad en el deporte: “La orientación sexual no define tu fuerza”.

Fuerza, ciencia y disciplina: una vida entre calorías y entrenamiento
Para estos gigantes gentiles, la alimentación y la rutina física son pilares. El sudafricano Rayno Nel, ingeniero mecánico de 30 años, adapta su vida laboral a un régimen estricto: entrenamiento nocturno, miles de calorías en carne y vegetales, y el deseo de mejorar cada día.
La exigencia del evento también pasa factura. Temperaturas de 30ºC, jornadas intensas y lesiones constantes son parte del camino. “Hay que saber dónde están los límites”, dice el noruego Odd Haugen, veterano de 75 años con cicatrices que cuentan su propia historia.
Camaradería y apoyo mutuo: la verdadera fuerza de los gigantes gentiles
Más allá de la competencia, lo que distingue a estos atletas es su unión. Se abrazan, se animan, se levantan mutuamente. “Cuando ves a dos hombres abrazarse y auparse unos a otros, eso te demuestra lo que es realmente ser fuerte”, afirma Kearney.
En un mundo que asocia fuerza con dureza, estos hombres muestran que la verdadera fortaleza incluye empatía, inteligencia y comunidad. Así, los gigantes gentiles se alzan no solo como los más fuertes del mundo, sino como símbolos de una masculinidad que evoluciona.

Fotos e información: AFP