Una innovadora tortilla con probióticos desarrollada en México busca ofrecer una solución científica a la desnutrición y a la falta de refrigeración en comunidades pobres, donde este electrodoméstico sigue siendo un lujo.

La investigadora Raquel Gómez, doctora en Investigación en Medicina y profesora de la UNAM, lidera un proyecto que utiliza microorganismos saludables para crear una tortilla de trigo fermentada. Gracias a la acción de los probióticos, el alimento puede conservarse hasta un mes sin refrigeración, a diferencia de una tortilla casera que dura apenas unos días.

Este avance surge como respuesta a una problemática crítica: el 13,9% de los niños menores de cinco años en México sufre desnutrición crónica, una cifra que se eleva a 27,4% en comunidades indígenas, según datos oficiales.

Tortilla con probióticos: Ciencia mexicana combate la pobreza alimentaria

En regiones como Oxchuc, Chiapas, donde más del 90% de la población no tiene acceso a refrigeración, los métodos tradicionales como el ahumado o la exposición al sol aún se utilizan para conservar los alimentos. Allí vive Teresa Sánchez, una madre de familia indígena tseltal que solo cocina lo necesario para evitar desperdicios.

Ante este contexto, la tortilla con probióticos representa una opción asequible y segura para quienes enfrentan carencias alimentarias y condiciones climáticas cada vez más extremas.

Una tortilla se calienta en una estufa en Ciudad de México. La científica Raquel Gómez estudia microorganismos que la hacen más nutritiva y duradera sin refrigeración. 📷 Alfredo Estrella / AFP

Probióticos sin conservadores, pero con muchos beneficios

La mezcla de harina de trigo, probióticos y prebióticos (fibras que alimentan a los microorganismos) genera compuestos que no solo prolongan la vida útil de la tortilla, sino que también benefician la salud digestiva, afirma Gómez.

A diferencia de las tortillas industrializadas que contienen propionato de calcio, un conservador que puede dañar la microbiota intestinal, esta fórmula evita aditivos potencialmente tóxicos gracias a la fermentación natural.

Hacia la tortilla del futuro

El equipo científico ya patentó la tortilla en 2023, aunque el primer intento de comercialización se frustró por el fallecimiento de los empresarios involucrados. Actualmente, Gómez continúa buscando aliados que permitan distribuir el alimento a gran escala.

Aunque está hecha de harina de trigo —más consumida en el norte de México—, la especialista no descarta adaptar la fórmula al maíz, base de la dieta nacional.

Este proyecto demuestra cómo la ciencia en México puede generar respuestas sostenibles frente a desafíos como el cambio climático, la pobreza y la seguridad alimentaria.

Fotos e información: AFP